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Ni un tercio de los tunecinos fueron este lunes a votar en el referéndum constitucional que les proponía el presidente Kais Saied. Las urnas se cerraron en Túnez a las 22.00, tras 16 horas de votación. La participación fue de sólo el 27,54%, la más baja desde el inicio en 2011 de la transición democrática.

Sigma, la principal empresa de encuestas tunecina, estimó al cierre de las urnas que un 92,3% votó a favor de la nueva constitución, cuyos datos parciales se conocerán en la tarde de este martes. Era en teoría una jornada histórica: Túnez celebraba el primer referendo de su historia.

Pero se ha dado la participación más baja de todos los procesos electorales celebrados en la reciente etapa democrática. Eso sí, sin incidentes. Según el órgano oficial tunecino, la Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE), han participado 2.458.985 ciudadanos, de los más de 8,9 millones de electores (a falta de incluir poco más de 348.000 residentes en el extranjero).

El presidente Kais Saied, que gobierna Túnez con plenos poderes, es el autor de este proyecto constitucional y había planteado este referendo. Saied aspira a instaurar un sistema "ultrapresidencialista" con amplias prerrogativas para el jefe del Estado y en ausencia de contrapoderes así como de separación de poderes. Es decir, algo muy parecido a un régimen dictatorial como el que sufrían los tunecinos antes de 2011.

"Hemos vivido durante estos tristes últimos años diferentes farsas y comedias de artículos de leyes que se compraban y vendían y la sangre goteaba en el Parlamento y los textos que estaban publicados en el Boletín Oficial del Estado jamás eran aplicados", declaró Saied ante la prensa tras depositar su voto (como muestra el vídeo).

El texto ha generado numerosas críticas tanto por el opaco proceso de redacción como por el contenido. La oposición política había llamado al boicot de la votación. El partido de inspiración islamista Ennahda pidió no acudir a la urnas por considerarlo todo un "proceso ilegal".

Este partido, mayoritario en el Parlamento disuelto por Saied hace un año, considera que este referéndum es "un golpe de Estado que pone en peligro los logros de la Revolución". Una treintena de organizaciones de defensa de los derechos humanos denunciaron que el proyecto de nueva Constitución plantea una "concentración excesiva del poder" en torno a la figura del presidente.

El propio presidente de la comisión encargada de redactar el texto ha llegado a asegurar que el documento que han votado los tunecinos "no se parece en nada al preparado". A todo ello se sumó la apatía del electorado. Eso se tradujo en centros de votación sin colas y con una ligera mayor asistencia al caer la tarde, por la bajada de las temperaturas. Y todo con el país ha votado en estado de excepción.

¿Es legítimo el resultado del referéndum?

Los críticos ya habían alertado de que una baja participación pondría a prueba la legitimidad de presidente. Y es lo que ha ocurido. A la espera de los resultados definitivos, no han votado ni un tercio de los tunecinos. Sin embargo, la consulta no requería un mínimo de votantes para legitimarla.

Pero -y es algo que ya está destacando la oposición- esa participación de casi el 28% queda muy lejos del 41%, que fue el dato de las elecciones legislativas de 2019, que fueron las de menor afluencia desde el derrocamiento de Ben Alí.

Saied decretó hace un año el estado de excepción, con cierta aceptación popular por el descontento que había generado la gestión de los sucesivos ejecutivos, diez en la última década de la transición democrática.

La acumulación de poderes desde entonces le ha hecho perder popularidad, pero una parte de la población continúa apoyando la hoja de ruta del mandatario como una ruptura con la que califica "década negra" y una oportunidad para "devolver" la soberanía al pueblo.