Esta es la primera etapa de su viaje de seis días por el país, donde pedirá perdón a los pueblos Inuit, Métis y otras naciones originarias por la complicidad de la Iglesia católica en el sistema de internados para niños aborígenes.
El Pontífice ha sido recibido en el aeropuerto por las máximas autoridades civiles: Mary Simon, la primera indígena en ocupar el cargo de gobernadora general de Canadá (la representante de la reina Isabel de Inglaterra, equivalente a la jefatura del Estado canadiense); y el primer ministro, Justin Trudeau.
Agenda oficial
No obstante, la ceremonia oficial de bienvenida tendrá lugar el próximo miércoles, 27 de julio, en Quebec. Allí, el papa Francisco se reunirá también con Trudeau. Además, se producirá el habitual y protocolario encuentro con las Autoridades Civiles, y con el Cuerpo Diplomático, al que se unirán los representantes de las poblaciones indígenas.
Según la agenda oficial del viaje, no hay previsto ningún acto oficial hasta este lunes, 25 de julio, cuando el Pontífice se reunirá con las poblaciones indígenas de naciones originarias como los Métis e Inuit en Maskwacis, una comunidad a 70 kilómetros al sur de la ciudad de Edmonton.
Por la tarde, a las 16.45 horas, el Papa acudirá a la Iglesia del Sagrado Corazón de Edmonton y mantendrá un Encuentro con las Poblaciones Indígenas y con los Miembros de la Comunidad Parroquial.
En cualquier caso, los actos públicos del papa se limitarán en este viaje a una hora por "su avanzada edad" y las "limitaciones" físicas, según anunciaron los obispos de ese país.
El Papa, que tuvo que posponer su viaje a la República Democrática del Congo (RDC) y a Sudán del Sur previsto del 2 al 7 de julio por sus problemas de movilidad en la rodilla, afronta de este modo su segundo viaje internacional de este 2022.
Francisco es el segundo pontífice que visita Canadá y realizará el que supone el cuarto viaje apostólico de un Papa al país. Juan Pablo II recorrió Canadá en septiembre de 1984, regresó exclusivamente para encontrarse con indígenas en 1987 en Fort Simpson, y también acudió a la JMJ de Toronto de 2002, donde se congregó la multitud más grande de la historia hasta esa fecha: cerca de 800.000 personas.
3 comentarios
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... qué desespero por intentar desviar la cuestión... no es ese señor con faldas el que está siendo escrutado... es la iglesia como supuesta institución la que está en la picota... señalar al papa en vez de la podredumbre de esa gigantesca mole con pies de barro que es la iglesia, es como pretender que la gente mire al dedo cuando se señala a la luna...
¿Pedir perdón? Eso es lo que deberían hacer todos tus amigotes y amigotas como Cristina Kirchner y su marido, que durante décadas han mangoneado, robado y asesinado en países como el tuyo, amigo Jorge.
El Papa actual, en sus nueve años de mandato, ha visitado 55 países de los cinco continentes. Nunca ha querido visitar España, ni lo hará. Es tal su odio y desprecio por nuestra patria por lo que ha representado a lo largo de la historia como referente cristiano en todo el orbe, que con todo tipo de excusas peregrinas ha rechazado sistemáticamente viajar a España, incluso en destacadas efemérides o aniversarios históricos como por ejemplo el de Santa Teresa, doctora de la Iglesia. Este reconocido montonero peronista, amigo íntimo y personal de la criminal familia Kirschner y de todos los dictadores comunistas americanos habidos y por haber, es un verdadero cáncer metastásico incrustado en la mismísima sede vaticana por obra y desgracia del propio Anticristo. Si la Iglesia Católica en cuanto pueda verse libre de este funesto personaje, no consigue dar pronto un clarísimo giro de 180 grados en su deriva relativista y suicida, está destinada a su definitiva desaparición. Y la muy cobarde y acomodaticia Conferencia Episcopal Española, será una clara cómplice de tal debacle. Sé que este comentario nunca verá la luz, por la censura inquisitorial que se ejerce en este medio ante toda crítica hacia el establishment actual de la Iglesia y sus jerifaltes. Pero aún así lo he redactado, como vía de desahogo personal ante la triste situación que vivimos los católicos hoy en día. Y sé también que esta opinión está cada vez más extendida entre los creyentes no borreguiles y con espíritu lo suficientemente crítico como para saber analizar y reconocer la verdad que nos rodea.