A causa de los confinamientos motivados por el incremento de los casos de COVID, las terminales del puerto de Shanghái están sufriendo esta congestión, especialmente en cargueros con mercancías peligrosas o refrigeradas, según informó el Grupo Moller-Maersk, un conglomerado de negocios internacionales con actividades en varias áreas, principalmente en los sectores del transporte y la energía.
Además, ciertos depósitos de mercancía permanecen cerrados desde el 28 de marzo, y la ausencia de género en el puerto puede provocar un aumento del número de buques que abandona China sin su carga. Para evitar estos problemas, los buques de algunas empresas han optado por evitar Shanghái.
Este repunte de los casos de COVID-19 en China y la consiguiente congestión en sus puertos provocará "un efecto dominó" en las cadenas de suministro de todo el mundo, que tardará en alcanzar los mercados europeos "seis semanas o más", según explicó a trans.info Michael Wax, el director ejecutivo de la gestora de fletes Forto. No en vano, el de Shanghái es el puerto más grande del mundo.
El problema, en su opinión, no se limita al transporte, sino que engloba también la falta de producción. "Los confinamientos significan que la mano de obra no está disponible para hacer funcionar las fábricas o para llevar las mercancías a los puertos chinos", apuntó.
"Muchos distribuidores están actualmente bien surtidos de stock en la Unión Europea, lo que amortiguará el efecto en los consumidores de momento. Sin embargo, si esta situación continúa, podemos empezar a tener menos disponibilidad de productos en los próximos meses", agregó.
La patronal alemana alerta de la ralentización económica
Por su parte, la patronal alemana ha alertado este martes del impacto adicional para las finanzas de su país y del mundo entero de la ralentización del crecimiento económico en China, como consecuencia de las nuevas restricciones en ese país por la pandemia.
La Confederación de la Industria Alemana (BDI) ha instado al Gobierno de Pekín en un comunicado a considerar una "estrategia de salida de la política de cero COVID", tanto para el bienestar de la población china -después de las revueltas de la ciudadanía- como "en interés de sus relaciones comerciales".
"Existe el peligro de que las cadenas de suministro y valor, que fueron laboriosamente reconstruidas después de la pandemia, se rompan nuevamente a medio plazo", ha detallado Wolfgang Niedermark, uno de los responsables de la BDI.
En la misma línea se ha pronunciado Bank of America, que considera que los cierres y las restricciones impuestas en Shanghái y las ciudades vecinas no solo están afectando a la demanda local, sino que también están provocando interrupciones logísticas y de la cadena de suministro dentro y fuera de la zona.
"En nuestra opinión, aunque estas medidas de control acaben retirándose y las actividades económicas se normalicen gradualmente a mediados de año, parece inevitable que el crecimiento se vea afectado. Como es probable que China se adhiera a la estrategia de 'cero Covid' al menos hasta el 20º Congreso del Partido Comunista (CPC) en otoño, la economía probablemente seguirá soportando costes sustanciales a lo largo de 2022", ha subrayado.
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