Para muchos en su Bielorrusia natal, la antigua Rusia blanca, serían traidores por desertar de sus cuarteles y enrolarse en una guerra que, a priori, no es la suya. Y en caso de ser la suya, viendo las maniobras militares conjuntas de hace dos meses junto a la frontera, deberían estar luchando en el bando contrario. El pasado día 26 de marzo The Kyiv Independent, el medio que cubre en inglés los acontecimientos que se producen al este de Europa después del 24 de febrero –cuando dio inicio la invasión rusa en Ucrania–, publicó que el batallón de voluntarios de Bielorrusia se unía oficialmente al ejército de Ucrania.
Los miembros de este batallón portan el nombre de Kastus Kalinouski, escritor, abogado, periodista y revolucionario bielorruso del siglo XIX, considerado uno de los líderes del renacimiento nacional polaco, lituano y bielorruso y líder del Levantamiento de enero en tierras del antiguo Gran Ducado de Lituania en la Commonwealth polaco-lituana, especialmente venerado en nuestros días como icono del nacionalismo que se reivindica con una identidad propia frente al imperialismo ruso.
También exhiben una bandera distinta a la oficial. Es la misma que se ha dejado ver en algunas concentraciones en Bielorrusia, con más asiduidad desde finales del pasado siglo, y actualmente se enarbola como símbolo de la oposición al régimen de Alexander Lukashenko. Si se utiliza en un contexto de reivindicación puede suponer el arresto, y tiene un especial significado que los militares rebeldes del poder de Minsk la asuman como propia, en estas imágenes donde se puede observar a los militares bielorrusos prestando juramento. Así se convertían de facto en efectivos de las Fuerzas Armadas de Ucrania para luchar contra la ofensiva de Putin.
No existe un listado ni un número preciso de soldados bielorrusos que apoyan a los ucranianos. La misión principal del batallón bielorruso era defender Kiev. Ahora que la guerra parece que se aleja de la capital para centrarse en las regiones del sur y el este, es posible que los voluntarios bielorrusos participen en otras escaramuzas, apoyando al resto de unidades ucranianas en sus nuevos cometidos. Quizás en ellas se encuentren frente a frente con los hombres de Ramzán Kadyrov, el líder checheno retratado recientemente cerca de Mariúpol.
Desde el país vecino en guerra, los bielorrusos que apoyan al gobierno de Volodímir Zelenski lanzan llamamientos a otros compatriotas suyos a unirse a la defensa de Ucrania. «Todos podrán ayudar de una manera u otra», dicen. En contraprestación a su servicio, han empezado a proliferar los carteles en Kiev ensalzando el apoyo de los voluntarios bielorrusos que han muerto en sufragio de la causa ucraniana, y su historia empieza a ser algo más conocida.
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