La mujer fue detenida hacia las 13.50 hora local (11.50 GMT) cuando caminaba por una avenida de Hamburgo y fue trasladada a la comisaría para prestar declaración, señala el diario «Bild».
Los medios habían informado previamente que la acusada, Irmgard Furchner, de 96 años y que vive en una residencia de ancianos de Quickborn, en el estado federado de Schleswig-Holstein, en el norte de Alemania, tomó esta mañana un taxi a una estación de metro en la vecina Hamburgo, tras lo cual se perdió su rastro.
Al conocer la fuga, la Audiencia Provincial de Itzehoe, donde hoy debía comenzar el juicio, dictó una orden de detención contra la nonagenaria, acusada de prestar ayuda en el asesinato sistemático de prisioneros en el campo de Stutthof, donde fue taquígrafa y mecanógrafa de la comandancia entre 1943 y 1945.
Al parecer, la mujer ya había anunciado a principios de septiembre en una carta escrita a mano y dirigida al tribunal su intención de no comparecer debido a su avanzada edad y «limitaciones físicas» con la petición de ser representada por su abogado, según informa el diario «Die Welt».
«Quiero ahorrarme esta vergüenza y no convertirme en objeto de burla para la humanidad», agregó en su misiva.
JUICIO APLAZADO AL 19 DE OCTUBRE
Pero el juez que preside la sala, Dominik Groß, respondió a su carta y le advirtió de las implicaciones de no asistir al juicio, que ha tenido que ser aplazado ahora al 19 de octubre.
Furchner ya había declarado dos veces como testigo, en 1954 y 1962, acerca de su papel en el campo de concentración de Stutthof.
En 1954 declaró que toda la correspondencia con la oficina central de las SS había pasado por sus manos y que el comandante del campo, Paul-Werner Hoppe, le dictaba diariamente escritos y mensajes de radio.
En su momento aseguró, no obstante, que durante su servicio en el campo nunca había sido consciente de la maquinaria asesina de la que fueron víctimas decenas de miles de personas.
Furchner será juzgada por un tribunal de menores, ya que los hechos por los que se le acusa tuvieron lugar cuando era una adolescente.
«Con 18 o 19 años no hice nada por lo que tenga que asumir responsabilidad con 96 años», señaló en su carta al tribunal.
En el campo de concentración de Stutthof, próximo a Gdansk, murieron durante la II Guerra Mundial alrededor de 65.000 prisioneros, entre ellos muchos judíos, principalmente por debilitamiento y enfermedad.
Al menos 200 prisioneros fueron asesinados con ciclón B en la cámara de gas y en el interior de un vagón de tren clausurado y otros 30 de un disparo en la nuca en un lugar secreto ubicado en el crematorio.
En julio de 2020 un exguardia de Stutthof, de 93 años, fue condenado a una pena simbólica de dos años de libertad vigilada por complicidad en asesinato en 5.230 casos, condena que se rige por el código penal aplicable a menores, ya que estaba acusado por hechos que tuvieron lugar cuando tenía 17 años.
3 comentarios
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El nazismo es un sistema político desaparecido e inexistente desde su derrota por las fuerzas aliadas en 1945. Aun así, desde hace 7 décadas hay en todo el mundo mucho interés en perseguir a supuestos colaboracionistas nazis. En cambio en la actualidad tenemos diseminado por todo el planeta, en pleno auge y crecimiento, un sistema político verdaderamente criminal y genocida como es el comunismo, responsable directo de más de 150 millones de muertos sólo durante el siglo XX. No he visto jamás que ningún tribunal internacional u organismo supranacional haya intentado o se haya molestado siquiera en perseguir a los responsables y colaboradores de esos crímenes masivos. Muchos de esos responsables están todavía en el poder en sus respectivos países. Hoy en día el totalitarismo de extrema izquierda es algo loado y loable para mucha gente execrable, por ejemplo esta tal Yolanda Díaz, o Enrique Santiago, que estos días acaban de hacer apología descarada del comunismo.
Bien por los alemanes, no se andan con tonterías. En este país los genocidas forman parte de consejos de las eléctricas o los dejan morir de viejos sin ninguna consecuencia. Esta al menos tendrá un juicio, no como los que ella dejó que asesinaran, que murieron injustamente por fanatismos y ansia de poder de esta podrida (in)humanidad.