Las matanzas de los últimos días a manos de las fuerzas de seguridad birmanas han llevado el número de muertos desde el golpe de Estado del 1 de febrero por encima del medio millar, mientras la violencia continúa, con nuevos incidentes anoche en un distrito de Rangún.
Según las estadísticas publicadas por la Asociación para la Asistencia de los Presos Políticos de Birmania (AAPP), el número total de fallecidos por la represión policial y militar ha alcanzado los 510, incluidos 14 este lunes.
Varios medios locales y vecinos informan de una brutal represión de los uniformados la noche del lunes en el distrito de Dagon Sur, en la antigua capital, aunque todavía no hay un número claro de víctimas.
La AAPP ha registrado de momento la muerte de dos hombres en esos incidentes, uno de ellos de un tiro en la cabeza, pero podría haber más fallecidos según varios testimonios recogidos en las redes sociales, donde desde esta mañana circulan las imágenes de un cuerpo completamente calcinado, presuntamente por las fuerzas de la junta militar.
Según el diario digital Khit Thit media, el ciudadano, cuya identidad se desconoce, fue asesinado y quemado por las fuerzas de seguridad en el distrito de Dagon Sur y fue hallado por los vecinos en la mañana del martes completamente carbonizado.
«Encontré un cuerpo quemándose esta mañana. Los militares estuvieron aquí desde la noche hasta las 4 de la madrugada. No sé su nombre. La gente ni siquiera se atreve a salir a la calle porque el Ejército ha estado disparando toda la noche», dijo a Khit Thit un residente de la zona.
A la represión urbana sobre las protestas se ha sumado en los últimos días el bombardeo aéreo de la región controlada por la guerrilla de la etnia karen, cerca de la frontera con Tailandia, adonde han huido miles de personas por miedo a los ataques.
Según la red de apoyo a la población karen, los ataques con bombas y aviones de combate se produjeron durante el sábado y el domingo, mientras que ayer, el fundador de la ONG Free Burma Rangers, David Eubank, afirmó a Efe que los aviones birmanos volvieron a atacar la zona durante la mañana del lunes.
En este ataque resultó herido un niño de dos años y medio, que fue golpeado en la cara y en una oreja por varios trozos de metralla de una de las bombas mientras estaba sentado en el regazo de su padre, que murió en el alto al ser golpeado en la cabeza por un trozo del artefacto.
A pesar de la represión, las protestas continúan este martes en varias ciudades de Birmania contra la junta militar, que justifica el golpe de Estado por un supuesto fraude en las elecciones del pasado noviembre, en las que arrasó y revalidó su poder el partido de Suu Kyi, con el aval de los observadores internacionales.
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