Macron, en un discurso radiotelevisado a la nación, insistió en ese carácter progresivo de la salida del confinamiento, que se asentará en la realización de tests de forma masiva, que aseguró que estarán disponibles entonces para todas las personas que tengan síntomas del coronavirus, de forma que los que den positivo queden en cuarentena y bajo seguimiento médico.
Durante las próximas cuatro semanas, ni se endurecerán ni se suavizarán las reglas que ya están vigentes, que según su análisis gracias al civismo de la población han permitido progresos, sobre todo en términos de reducción del número de personas en cuidados intensivos.
De hecho, por quinto día consecutivo este lunes disminuyó en 24 el número de pacientes en la UCI, aunque seguían siendo 6.821, no muy lejos del máximo de 7.148 del 8 de abril. En Francia han muerto hasta hoy 14.967 personas por COVID-19, lo que significa 574 más de los que se tenían contabilizados la víspera.
«Acabaremos por ganar, pero tendremos que vivir con el virus varios meses», reconoció Macron después de haber dado pistas sobre algunos sectores que no podrán volver todavía a la normalidad en la nueva fase que se abrirá a partir del 11 de mayo, como bares, cafés, restaurantes, hoteles, cines o salas de espectáculos.
Anticipó que no se podrán celebrar festivales o grandes espectáculos «al menos hasta mediados de julio». Y por eso habrá planes de ayuda específicos del Gobierno, por ejemplo para los negocios turísticos o culturales.
Los grupos más sensibles a la enfermedad, como personas mayores o con enfermedades crónicas, habrán de seguir confinados después del 11 de mayo en condiciones todavía por determinar.
Justificó la vuelta de los alumnos a clase en mayo para evitar el agravamiento de las desigualdades que se está constatando durante el confinamiento, pero igualmente precisó que los universitarios no volverán a tener clase antes del verano, y el Gobierno tendrá que establecer nuevos métodos de evaluación.
El presidente francés anunció una ayuda excepcional para las familias más modestas para que puedan «hacer frente a las necesidades más esenciales», y que tendrá una dotación financiera que su Ejecutivo presentará el miércoles.
Macron dijo que tratará de defender una estrategia de «más unidad y solidaridad» en la Unión Europea, porque aunque consideró que las primeras decisiones han ido «en la buena dirección», hace falta » más ambición, más audacia», en una clara alusión al bloqueo por parte de algunos países del norte a la mutualización de la deuda.
Advirtió, por otro lado, de que las fronteras exteriores de la Unión Europea van a continuar cerradas «hasta nueva orden».
Admitió que se han cometido errores en la gestión de esta crisis, que han quedado en evidencia las carencias de material de protección, como mascarillas, y que el país no estaba preparado, pero puntualizó que lo mismo ha ocurrido en otras partes.
«Sacaremos todas las consecuencias», afirmó después de subrayar que la movilización actual ha permitido poner en marcha capacidades productivas «como en tiempo de guerra» para, por ejemplo, quintuplicar la fabricación de mascarillas en tres semanas.
El presidente francés garantizó que a partir del 11 de mayo cada francés podrá conseguir una mascarilla para protegerse, y avanzó que su uso podría ser «sistemático» para las profesiones más expuestas y para algunas situaciones, como los viajes en el transporte público.
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