Imágenes por satélites muestran daños significativos en edificios de la base aérea Al Asad, en Irak, que alberga a tropas estadounidenses y que fue atacada anoche por Irán, en lo que analistas apuntan que podrían ser hangares y lugares donde se guardaba equipamiento. | Planet

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El ataque con misiles contra dos bases en Irak con presencia estadounidense fue «el principio de una gran operación», ha advertido este jueves el comandante de la Fuerza Aeroespacial de la Guardia Revolucionaria iraní, general Amir Ali Hajizadé, que de esta forma ha sugerido que podría haber nuevas operaciones próximamente.

Teherán lanzó el bombardeo como represalia por la muerte del general Qasem Soleimani, jefe de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria y fallecido en un ataque estadounidense la semana pasada. El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, ya avisó el miércoles de que era «solo una bofetada».

«Los ataques con misiles contra algunas de las bases más importantes (...) son el principio de una gran operación que seguirá por toda la región», ha avisado Hajizadé, quien no obstante ha matizado que el objetivo no es provocar daños personales sino atacar «la maquinaria militar del enemigo», según la agencia Tasnim.

En este sentido, ha afirmado que Irán «no buscaba matar a nadie» con su ataque contra bases iraquíes, aunque sí que ha asegurado que hubo víctimas, en contra de la versión ofrecida por Estados Unidos y por su presidente, Donald Trump, que el miércoles se limitó a informar de «daños menores» en los complejos militares alcanzados.

Según Hajizadé, en el bombardeo se lanzaron trece misiles, pero se habían preparado «varios cientos». El oficial iraní ha asegurado que el plan contemplaba la posible muerte de 500 personas en caso de que Estados Unidos decidiese contraatacar y que, «en la segunda y tercera fase», la cifra de víctimas «habría llegado a entre 4.000 y 5.000».