La caída del muro, que dividió a la extinta República Democrática Alemana (RDA) y a República Federal de Alemania entre 1961 y 1989, fue la consecuencia de un levantamiento popular pacífico en distintos puntos de la Alemania Oriental comunista, en medio de movimientos en diversos países de Europa Central controlados por la antigua Unión Soviética. Estos países optaron por separarse de Moscú y encaminarse hacia democracias de estilo occidental.
Desde comienzos de esta semana, tan solo en Berlín se han celebrado unos 200 festejos para conmemorar esta fecha. Un evento consistió en proyectar imágenes sobre un edificio que mostraban el muro de 155 kilómetros de longitud que surcaba la frontera entre las dos Alemanias y que fue cruzado por miles de alemanes orientales que se dirigieron hacia el oeste, con lo que pusieron fin a la división que separó a los alemanes desde la Guerra Fría.
Un programa configurado bajo el lema '7 días, 7 sitios' incluyó instalaciones de arte, lecturas, charlas con testigos, películas y exposiciones que fueron presentados en los lugares originales donde tuvo lugar la revolución pacífica en Berlín.
La emblemática Puerta de Brandeburgo de la capital alemana fue el escenario de una instalación artística con alrededor de 30.000 cintas en las que los ciudadanos escribieron deseos, esperanzas y recuerdos, combinados en una «nube de la libertad» de 150 metros de largo.
Y este sábado, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, y la canciller de Alemania, Angela Merkel, han participado en el acto central ante el monumento del Muro de Berlín, acompañados del presidente húngaro, Janos Ader y sus homólogos checo, Milos Zeman; polaco, Andrzej Duda, y la mandataria eslovaca Zuzana Caputova, entre otros.
La orquesta Staatskapelle, dirigida por Daniel Barenboim, ha interpretado ante la Puerta de Brandenburgo la quinta sinfonía de Beethoven, también conocida como «La Sinfonía del destino».
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