Trump informó de que, después de la irrupción de los comandos estadounidenses en el complejo donde se encontraba Al Bagdadi, el jefe de EI huyó junto con tres de sus hijos por un túnel, mientras era perseguido por perros y soldados de EEUU. Al verse sin salida, se inmoló con un chaleco explosivo, junto a los tres niños. «Murió como un cobarde: gimoteando, llorando, gritando», afirmó Trump. En la operación han participado entre 50 y 70 efectivos de la Fuerza Delta y los Rangers del Ejército de Estados Unidos y también seis helicópteros de combate que partieron desde Erbil, la capital de la región del Kurdistán iraquí.
Los operativos estadounidenses identificaron con éxito el rostro de Al Baghdadi, que no resultó alcanzado por la explosión del chaleco, de acuerdo con las fuentes militares norteamericanas. Para terminar de verificar la identidad del líder terrorista se emplearán pruebas de ADN cuyos resultados se conocerán en un plazo de 24 horas.
Trump señaló que se llevaba vigilando al líder del EI «dos semanas» y que en varias ocasiones se cancelaron planes similares, a la espera del momento más propicio para la operación. Explicó que no avisó previamente de ello a la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, para mantener el carácter «secreto» de la misión.
Posteriormente, el secretario de Defensa de Estados Undios, Mark Esper, indicó que hubo «dos heridos leves» entre los comandos estadounidenses y resaltó el éxito de la operación.
La información acerca de la ubicación precisa de Al Bagdadi fue aportada por Turquía 48 horas antes de la misión y durante ella los comandos estadounidenses atravesaron espacio aéreo ruso, por lo que Moscú fue avisado.
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