Así lo subrayó este sábado el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, para quien es importante, en este momento en el que el multilateralismo está siendo «cuestionado», que la cita se haya cerrado con una declaración consensuada en la que España, aseguró, ha hecho «aportaciones importantes».
«No ha sido fácil, creánme», dijo en la conferencia de prensa que ofreció al finalizar la cumbre, en la que apuntó que las negociaciones fueron «particularmente difíciles y complejas» en la lucha contra el cambio climático.
Puso en valor que no haya habido retrocesos en este campo, porque todos los países menos uno -EEUU- han reafirmado su «sólido compromiso» con la aplicación de los acuerdos de París, que consideran «irreversibles».
«Hemos logrado lo fundamental, y es no dar un paso atrás en nuestro combate ante la mayor amenaza para nuestro planeta, para nuestra Humanidad, que es la emergencia climática», dijo Sánchez.
Fuentes diplomáticas ponían en este sentido el énfasis en haber logrado mantener el consenso de 19+1 de Buenos Aires y «torcer el brazo» a Estados Unidos al evitar que Trump haya convencido a otros de sus tesis.
También se mostró Pedro Sánchez satisfecho sobre la parte comercial del acuerdo, ya que consideró que se han dado «pasos adicionales» para apoyar el proceso de reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
En el comunicado se reconoce, recordó Sánchez, la necesidad de reformar el sistema de resolución de disputas y de que cualquier negociación comercial para resolver las tensiones existentes sea compatibles con las reglas comunes que representa la OMC.
En definitiva, el presidente del Gobierno piensa que esta cumbre ha lanzado un mensaje de «confianza» en el sistema multilateral de comercio basado en reglas con el que, «lógicamente, la Unión Europea y España están plenamente identificadas».
Por otro lado, Sánchez recordó que el acuerdo del G20 incluye otras cuestiones en las que España ha jugado, dijo, un «papel fundamental», como la cuestión de género, acabar con la brecha digital o tener en cuenta los fenómenos migratorios.
Ésta es la segunda ocasión en la que Pedro Sánchez acude a un G20, y lo hace en un contexto muy distinto a la anterior. En Buenos Aires, Sánchez participaba en su primera cumbre del grupo cinco meses después de su llegada a La Moncloa mediante una moción de censura. Ahora, ha acudido como presidente en funciones mientras en España sigue sin lograr los apoyos para su investidura.
Por eso en la rueda de prensa que dio en Osaka habló también de esta cuestión para insistir en que quiere un Gobierno de cooperación y no de coalición como le pide Unidas Podemos y advertir de que España necesita tener un nuevo Gobierno ya en julio, y no más tarde en un segundo intento.
Antes de volver a España para encarar esa situación, a Sánchez le espera otra negociación, la que los líderes europeos tienen que culminar mañana en Bruselas en la cumbre extraordinaria para decidir el reparto institucional.
El presidente del Gobierno insistió en que para él -principal negociador de los socialdemócratas europeos- lo más importante es lograr un cambio político en la Presidencia de la Comisión. Es decir, que el principal cargo ejecutivo de la UE cambie de color, pase a los socialdemócratas y deje de ser para el Partido Popular Europeo.
Después vendrán las negociaciones para la composición de la Comisión, y ahí prometió trabajar para que España tenga «una de las mejores carteras».
Pedro Sánchez tuvo en esta segunda jornada en Osaka varias reuniones de las que destacó el encuentro con los países iberoamericanos presentes en el G20 en el que estuvieron Argentina, Chile y México -pero no Brasil-.
Y recordó que este G20 se ha producido al mismo tiempo que en Bruselas se conseguía cerrar el acuerdo UE-Mercosur, una «gran noticia» para ambas regiones y un claro mensaje en favor del multilateralismo en este momento de tensiones comerciales.
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