La academia motivó la decisión, que no se producía desde la II Guerra Mundial, por la pérdida de «confianza» del mundo exterior en la propia institución, debido a la crisis que ha provocado la renuncia de ocho de sus dieciocho miembros.
La medida implica que el próximo año se otorgarán dos galardones, el correspondiente a 2018 y el de 2019.
Aunque el proceso de selección de candidatos para el Nobel de Literatura de este año transcurría al ritmo habitual, «es necesario que la Academia tenga tiempo para recuperar su fuerza plena, involucrar a una cantidad mayor de miembros activos y restaurar la confianza en ella antes de elegir un nuevo galardonado».
Los diez miembros restantes de la institución, que ayer celebraron una reunión para discutir la cuestión, coinciden en la necesidad de desarrollar un nuevo marco de trabajo, una tarea que ya está en marcha y que incluye modernizar los estatutos y las rutinas sobre parcialidad y reforzar la confidencialidad.
El secretario provisional de la Academia Sueca, Anders Olsson, resaltó en el comunicado que la crisis actual implica «exigencias altas para un trabajo de cambio a largo plazo y contundente».
La Fundación Nobel apoyó la resolución de la academia, cuya crisis ha afectado «de forma negativa» al galardón, y resaltó que no afectará a los otro cinco premios Nobel.
El escándalo estalló en noviembre, cuando el diario Dagens Nyheter publicó la denuncia anónima de 18 mujeres por abusos y vejaciones sexuales contra el artista Jean-Claude Arnault, muy vinculado a la academia a través de su club literario y esposo de una de sus miembros, Katarina Frostenson.
La academia cortó la relación con Arnault y encargó una auditoría sobre sus relaciones con la institución, pero desacuerdos internos en las medidas a tomar provocaron renuncias, acusaciones y las salidas, entre otros, de la secretaria, Sara Danius, y Frostenson.
La Academia Sueca decidió hace dos semanas publicarla y entregarla a las autoridades, además de anunciar reformas.
El informe descarta que Arnault haya influido en decisiones sobre premios y ayudas, aunque el apoyo económico recibido incumple las reglas de imparcialidad al ser su esposa copropietaria de la sociedad que controla el club; y confirma que la confidencialidad sobre el ganador del Nobel fue violada en varias ocasiones.
El rey Carlos XVI Gustavo, protector de la academia, anunció el mes pasado una reforma para permitir la renuncia real de sus miembros, por deseo propio o tras dos años sin participar activamente, y la posibilidad de que sean reemplazados.
Las renuncias son simbólicas y solo se traducen en no participar en votaciones y actividades, ya que la pertenencia es de por vida y solo se elige a nuevos miembros cuando muere alguno.
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