La campaña «MeeToo», movimiento global creado en EE.UU. en contra del acoso sexual en el cine, sirvió de inspiración a las surcoreanas en las protestas que protagonizaron en Seúl. | KIM HONG-JI

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Mujeres de todo el mundo, convocadas por organizaciones sociales, partidos y sindicatos de más de un centenar de países, reivindican este jueves la igualdad frente a los hombres con caceroladas, manifestaciones, huelgas y otros actos que han convertido este 8 de marzo en una jornada en histórica.

Estas movilizaciones suponen «la mayor revolución feminista desde la petición del derecho al voto de las sufragistas hace cien años», según dijo a Efe la italiana Asia Argento, una de las abanderadas del movimiento «#MeToo» contra los abusos sexuales al hablar de este 8 de marzo.

Y es que mujeres de países tan distantes como Indonesia, Corea del Sur, Japón o España han salido a las calles en una movilización sin precedentes para expresar el cansancio de un colectivo que no aprecia avances en la lucha contra el machismo, la igualdad salarial, el acoso o la violencia de género.

En la capital de Indonesia, el mayor país musulmán del mundo con grandes lagunas en protección de los derechos humanos, miembros de 69 organizaciones protestaron hoy ante el Parlamento y el palacio presidencial para condenar la discriminación, la violencia y la intolerancia contra las mujeres y las minorías.

En el otro extremo del mundo, en Venezuela, una muestra de arte gráfico «sin género» fue la peculiar aportación del país a las conmemoraciones del Día de la Mujer, un colectivo especialmente castigado por la violencia y la pobreza que azotan el país.

La campaña «MeeToo», movimiento global creado en EE.UU. en contra del acoso sexual en el cine, sirvió de inspiración a las surcoreanas en las protestas que protagonizaron en Seúl.

Las surcoreanas tratan de crear una red de apoyo a las víctimas de abusos sexuales en un país muy marcado por la tradición confuciana que hasta ahora ha tendido a aislar y a criticar especialmente a aquellas que han osado denunciar a sus superiores.

También, cientos de japonesas marcharon hoy en Tokio y en otras ciudades del país para reclamar mayor igualdad en uno de los países desarrollados donde las mujeres afrontan mayores obstáculos en todos los ámbitos.

Y Camboya pasó hoy por ser el único país del Sudeste Asiático donde el Día de la Mujer está declarado festivo nacional para celebrar actos en contra de los abusos sexuales y la violencia doméstica, consecuencias de la mentalidad machista que prevalece en países como este.

En España, las movilizaciones se iniciaron en la medianoche con caceroladas protagonizadas por mujeres en distintas ciudades del país que se unen bajo el lema «Si nosotras paramos, se para el mundo».

En muchas naciones del África Subsahariana o en países con regímenes totalitarios las mujeres soportan la violencia como algo cotidiano en sus entornos, agravada por la violencia propia de los conflictos bélicos.
Resulta anecdótico hablar de conmemoraciones o actos reivindicativos de mujeres en países como Siria, Irak, Yemen, Nigeria, Níger o la República Democrática del Congo donde ni siquiera el derecho a la vida está garantizado.
En otras latitudes más desarrolladas, como es el caso de Rusia, donde las mujeres tienen los mismos o más problemas que sus congéneres de otras partes del mundo, el feminismo parece haber desaparecido, al menos, oficialmente.

«En cada rincón de Rusia hoy reina un ambiente primaveral y soleado... Queridas mujeres, nos alegramos de tener de nuevo una ocasión tan extraordinaria para expresaros nuestra enorme estima y nuestra admiración por vuestra belleza y ternura», dijo el presidente ruso, Vladímir Putin, en su felicitación por el Día de la Mujer.
Ni rastro de protestas, actos o manifestaciones reivindicativas en un país y en una jornada que es festiva nacional desde 1965.

Desde Francia, que se ha sumado al movimiento global feminista con protestas en diversas ciudades, llegan además iniciativas originales como la del diario de izquierda «Liberation», que ha subido su precio hoy para hombres con el objetivo de denunciar la brecha salarial entre ambos sexos.

La jornada, casi acabada en Asia, en plena efervescencia en África y Europa y comenzando en América, aún verá miles de actos reivindicativos protagonizadas por mujeres y hombres convencidos de que «ser mujer» no debe ser la «cualificación principal» para ocupar un puesto en la sociedad.