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En los pasados tres meses, más de 1.500 civiles han muerto y resultado heridos en la ofensiva contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI) en la ciudad de Mosul, en la que las fuerzas gubernamentales también han registrado bajas en sus filas, aunque esta última cifra se mantiene en secreto.

La misión de la ONU en Irak (UNAMI) informó de que, en los meses de noviembre y diciembre, 540 civiles perdieron la vida y 625 sufrieron heridas en la provincia de Nínive, de la que Mosul es capital. Además de otros 566 muertos y 59 heridos en octubre, mes en el que comenzó la ofensiva.

Asimismo, las víctimas civiles representan casi el 50 por ciento del total, un porcentaje muy elevado en este tipo de conflicto, donde suelen ser de máximo un 20 por ciento, según la ONU.

Por otra parte, la UNAMI registró 1.959 muertos entre las fuerzas de seguridad iraquíes y 450 heridos, sólo el pasado noviembre, después del inicio de los ataques el 17 de octubre, pero en el mes de diciembre no ofreció datos sobre uniformados.

Las autoridades iraquíes no han desvelado en estos tres meses los militares heridos o caídos en combate, pero el portavoz de las Fuerzas Antiterroristas iraquíes, Sabah al Numani, aseguró que esta «ha sido una batalla muy limpia». «Nuestras bajas son muy pocas frente a las de los enemigos y especialmente en el tipo de área en el que estamos luchando (urbana)», subrayó.

En el hospital local de Al Hamdaniya, al este de Mosul, el Ejército iraquí estableció el pasado mes de diciembre un centro para recibir a los heridos que llegan del frente de batalla, en el que atienden también a los civiles ya que este es el punto más cercano a la zona de combates, explicó a Efe el general a cargo del mismo.

El doctor Mohamed al Fartusi detalló que llevan a cabo operaciones para salvar vidas, pero también atienden partos y personas con cualquier tipo de enfermedad, antes de derivar a los pacientes a los hospitales de Erbil, en la vecina región autónoma del Kurdistán iraquí.

Los civiles llegan hasta Al Hamdaniya en vehículos militares, ambulancias o coches particulares, y cada día hay entre 100 y 200 casos, informó Al Fartusi. La mayor parte de ellos presentan heridas de esquirlas de los proyectiles de mortero que lanzan los yihadistas, añadió el militar, orgulloso de prestar este servicio a los ciudadanos.

«Este ha sido el único hospital (militar) en el frente este, hasta que abrieron el hospital americano hace una semana», destacó Al Fartusi, en referencia al centro que la coalición internacional liderada por EE.UU. ha levantado a las afueras de Mosul.

El imponente hospital de campaña está rodeado por muros de hormigón y alambres de espino, y los periodistas no pueden acceder a él, aunque Al Fartusi reveló que en su interior trabajan médicos de varias nacionalidades que integran la alianza militar.

El general no quiso desvelar el número de uniformados que son tratados cada día en Al Hamdaniya, pero varios soldados heridos llegaron al hospital en un plazo de media hora, con heridas provocadas por explosiones, uno de ellos con metralla en torso y abdomen, y con la cabeza bañada en sangre.

Mientras, por el campamento de refugiados de Al Jazer, ubicado entre Mosul y Erbil, pasa la mayor parte de los heridos, que necesitan registrarse ante las autoridades kurdas para recibir tratamiento en la región autónoma.

El responsable del Ministerio de Salud en el campo, Abu Rayan, explicó a Efe que cada día llegan unos 20 heridos por el fuego cruzado y los bombardeos, que reciben los primeros auxilios y luego son trasladados a la capital kurda, a unos 30 kilómetros de distancia.

En Al Jazer, hay una decena de médicos disponibles las 24 horas del día y cinco ambulancias que transportan a los heridos, la mayor parte de los cuales son afectados por el impacto de los cohetes que el EI lanza sobre los barrios recuperados por las fuerzas iraquíes.

Según la ONU, el porcentaje de las víctimas civiles es tan elevado precisamente porque la población es blanco directo de los ataques y no sólo un «daño colateral» del conflicto.

Un hombre de 48 años, que fue víctima de un cohete que alcanzó su casa del barrio de Al Tamim (este de Mosul), ha llegado a Al Jazer junto a su mujer, después de conseguir salir de la ciudad.

Husam tuvo que ser llevado en brazos por otros vecinos, hasta alcanzar a las tropas gubernamentales, que les trasladaron en ambulancia, relató su esposa, mientras el hombre hace muecas de dolor a la espera de ser atendido en medio de muchos otros que necesitan asistencia médica.