El chófer polaco del camión empleado en el atentado de Berlín de la semana pasada, en el que doce personas fueron asesinadas, murió horas antes del ataque de un disparo en la cabeza, según datos definitivos de la autopsia difundidos este martes por el periódico «Bild».
Esta conclusión choca con las informaciones publicadas por este mismo diario, basadas en los primeros resultados de la autopsia, en las que se indicaba que Lukasz Urban, de 37 años, casado y con un hijo, había muerto de un disparo después de que el camión irrumpiese en el mercadillo navideño.
De hecho, se había argumentado que el chófer había luchado con el terrorista para impedir que siguiese atropellando viandantes, pues su cuerpo presentaba varios cortes de arma blanca.
A esto contribuyó el relato de Ariel Zurawski, primo de Urban y dueño de la empresa de transporte en la que trabajaba, que aseguró, tras identificar el cadáver para las autoridades alemanas, que la cara de su pariente estaba llena de cortes de arma blanca.
Según los resultados definitivos de la autopsia difundidos ahora, Urban recibió el disparo en la cabeza entre las 16.30 y las 17.30 horas del lunes 19 de diciembre, y el atentado no tuvo lugar hasta pasadas las 20 horas.
Estos datos se revelan después de que más de 37.000 personas hubiesen firmado una petición para que se le concediese la Cruz del Mérito alemana al camionero polaco, convencidos de que al forcejear con el terrorista evitó muchas muertes.
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