El ataque, cometido por un suicida, se ha producido en una gasolinera junto a un restaurante usado por iraníes para descansar en su camino de vuelta de la peregrinación de Arbaeen, en la ciudad santa chií de Kerbala. La explosión ha incendiado cinco autobuses.
El grupo terrorista Estado Islámico, que considera a todos los chiíes apóstatas, ha reivindicado este atentado en un comunicado difundido en Internet. La milicia yihadista ha perpetrado ataques similares en zonas fuera de su control en un intento por minar la campaña militar sobre Mosul, la última gran ciudad bajo su control.
Un portavoz del Ministerio de Exteriores de Irán, Bahram Qasemi ha condenado la explosión y ha advertido de que la República islámica seguirá apoyando «la incansable lucha (de Irak) contra el terrorismo», según la agencia Tasnim.
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