Una vez más, un delincuente de poca monta, con problemas familiares a la espalda y aparentemente no muy piadoso, es el presunto responsable de un atentado terrorista en Francia, en esta ocasión la masacre cometida con un camión en Niza.
La Policía francesa ha identificado al autor por sus huellas dactilares, que, según los medios franceses, corresponden a Mohamed Lahouaiej Bouhlel, de 31 años y nacionalidad tunecina aunque con permiso de residencia en Francia.
El apartamento de este hombre, que trabajaba como repartidor, en el barrio de Niza Norte ha sido registrado por la Policía.
El retrato del presunto autor presenta grandes semejanzas con los terroristas que han perpetrado el reguero de atentados que han sacudido de Francia en el último año y medio, desde la matanza en la sede de la revista satírica «Charlie Hebdo», en enero de 2015.
Los testimonios de sus vecinos difundidos por la prensa gala dibujan a un hombre con antecedentes policiales por actos de violencia -y específicamente de violencia doméstica-, robo y otros delitos menores, aunque no estaba en el radar de los servicios antiterroristas.
Hace solo quince días fue colocado bajo control judicial, según el canal informativo «BFM TV», por haberse quedado dormido al volante.
El terrorista se hallaba en trámites de divorcio y tenía problemas con su familia en Túnez, supuestamente originaria de Susa, donde hace un año murieron 38 turistas en un atentado en las playas de dos hoteles.
Bouhlel comenzó el ayuno pertinente durante el mes de Ramadán, pero ni siquiera llegó a concluirlo, de acuerdo con esos testigos, que aseguran que le gustaba la salsa y frecuentar a mujeres en locales nocturnos.
También señalan que tenía permiso de conducir vehículos pesados desde hacía pocas semanas y que sufría dificultades financieras.
Padre de tres hijos, Bouhlel no era, siempre a falta de la confirmación por parte de las autoridades, una persona conocida por sus convicciones religiosas.
Sus vecinos comentan que era una persona muy «discreta y silenciosa», que vestía a menudo pantalones cortos y que solía moverse en bicicleta y en una pequeña furgoneta que aparcaba en las cercanías del apartamento.
La investigación trata de determinar ahora si actuó solo -como los llamados «lobos solitarios»- o bien si contó con la asistencia de cómplices entre su círculo de allegados.
El camión utilizado anoche por el autor del atentado había sido alquilado el pasado lunes por el propio Bouhlel con documentación válida para hacerlo, según reveló el canal público de televisión «France 2».
Una empresa de Saint Laurent du Var, a pocos kilómetros al oeste de Niza, alquiló el vehículo al presunto terrorista, que actuó, según todos los indicios, de forma premeditada.
El hombre tenía en su poder un arma corta de calibre 7.65 que utilizó antes de ser abatido por la Policía, además de varias armas largas y una granada de mano, que resultaron ser falsas.
En el camión, también se descubrió una tarjeta de crédito y un móvil que podrían servir para avanzar en la investigación.
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