Dos turistas ante un altar improvisado en la arena de Susa para recordar a las víctimas | Efe

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Las fuerzas de seguridad tunecinas han detenido a doce sospechosos acusados de promover el atentado perpetrado el pasado viernes en la playa de un hotel mallorquín en Susa, Túnez, que se saldó con 38 muertos y 39 heridos, la mayoría turistas británicos.

Lazhar Akremi, dirigente del partido político Nidaa Tounes, ha revelado que las detenciones tuvieron lugar a última hora del miércoles, según ha informado la emisora tunecina Mosaique.

«Se trata de un grupo que ha sido entrenado en Libia», ha dicho en declaraciones a la prensa, detallando que la Policía busca a otros dos sospechosos.

Las fuentes no descartan que se puedan producir más detenciones en los próximos días relacionadas con las redes mafiosas que introducen ilegalmente todo tipo de personas en Libia, ya sean voluntarios para la yihad o inmigrantes que tratan de alcanzar de forma irregular las costas de Europa.

Según las autoridades, Rezgui recibió entrenamiento militar en ese país en las mismas fechas en las que también estuvieron allí los dos asesinos que el 18 de marzo mataron a 22 turistas extranjeros en el museo de El Bardo, en la capital tunecina.

Una información que contradice la primera declaración del Ministerio de Interior, que aseguraba que no constaba en registros oficiales que el yihadista del hotel «Marhaba Imperial», de Susa, hubiera viajado fuera del país.

«Las investigaciones se centran en las mafias de tráfico de personas», que trabajan en la zona meridional de Ben Guerdan y tienen conexiones con los yihadistas acantonados en la región de Kasserine, en la frontera con Argelia, agregó la fuente, que prefirió no ser identificada.

El atentado tuvo lugar cuando Saif Rezgui desembarcó en la playa de Susa con un kalashnikov escondido en una sombrilla con el que abrió fuego contra los turistas que permanecían en la arena.

Rezgui consiguió huir gracias a la lenta actuación de la Policía local, pero fue abatido poco después en una calle cercana.

El atentado en Susa se suma al perpetrado el 18 de marzo contra el Museo del Bardo, que dejó una veintena de muertos, la mayoría visitantes extranjeros. El sector turístico se ha convertido en el principal objetivo de los terroristas en Túnez porque es el motor de su economía.