Fotografía de archivo del 16 de abril de 1994 del escritor colombiano y premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez | Efe

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A la edad de 87 años y enfermo desde las últimas semanas, el premio Nobel Gabriel García Márquez falleció este jueves en su residencia de la capital mexicana, en la paz del hogar que habitó durante los últimos años.

Fue a las 14.00 hora local (19.00 GMT) cuando murió el autor de «Cien años de soledad», que se había afincado en la capital mexicana desde hace medio siglo, pero que seguía fiel a su nacionalidad colombiana, que le acompañó hasta el lecho de su muerte.

García Márquez «se queda en sus libros, y se va a quedar no ahora, no para nosotros, porque dentro de 500 años y dentro de 1.000, si existimos, habrá quienes estén leyendo al Gabo», afirmó la autora mexicana Ángeles Mastretta.

El fallecimiento de García Márquez se produjo en medio del hermetismo que ha rodeado su estado de salud desde que el 31 de marzo fue hospitalizado en un hospital de esta capital, de lo que se informó tres días después.

En el hospital fue tratado por una infección pulmonar y en las vías urinarias, así como por un cuadro de deshidratación, pero le aplicaron antibióticos y fue dado de alta ocho días después de ser hospitalizado.

El 8 de abril llegó a su casa en camilla, trasladado por una ambulancia, y salió de allí hoy, ya sin vida, en una camioneta fúnebre gris que llegó a la vivienda tres horas después de su fallecimiento.

En el trasiego de parientes y amigos que se acercaron a su domicilio, que tuvieron que pasar por un enjambre de periodistas que se agolpaban a la puerta, se pudo ver al menos a uno de sus hijos, Gonzalo, que abandonó la casa en un vehículo.

Pese a la presencia de decenas de periodistas, ninguno de los parientes ofreció detalles sobre la muerte de García Márquez.

Ya de noche, la policía colocó vallas ante la vivienda del escritor y montó un cerco en las esquinas para impedir el acceso de vehículos.

Desde Bogotá, algunos familiares han expresado el deseo de que los restos descansen finalmente en Colombia, pero tiene que ser confirmado por la viuda o sus hijos.

De momento, las autoridades mexicanas anunciaron que el lunes a partir de las 16.00 hora local (21.00 GMT) rendirán un homenaje póstumo al autor de «El coronel no tiene quien le escriba» en el Palacio de Bellas Artes, sede de los principales actos culturales que se celebran en esta capital.

Fue en ese mismo palacio en el que se rindió el último tributo al escritor mexicano Carlos Fuentes, quien falleció el 15 de mayo de 2012, y que compartió con García Márquez las mayores glorias de las letras de Hispanoamérica de las últimas décadas.

A la funeraria donde fueron trasladados los restos de García Márquez se acercaron en las últimas horas algunos amigos. Las coronas de flores se acumularon en las puertas del local, vigilado por fuerzas de seguridad.

La directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), María Cristina García Cepeda, informó a las puertas de la casa del autor que el cuerpo de éste será incinerado «en privado» y que en la funeraria no se llevarán a cabo honras fúnebres.

La directora del INBA estuvo acompañada de Jaime Abello, director general de la Fundación Gabriel García Márquez, quien al ser interrogado sobre las causas de la muerte del escritor dijo que «los médicos lo dirán posteriormente, supongo».

Aunque México fue el lugar elegido para vivir en las últimas décadas, el Gobierno de este país expresó sus condolencias al de Colombia por el fallecimiento del escritor.

«Este colombiano universal dejó un legado literario invaluable y cultivó una larga estela de amistades», dice un comunicado de la cancillería mexicana.

«México se une al duelo de Colombia, de Hispanoamérica y del mundo entero por la partida de García Márquez», agrega la nota oficial.

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, uno de los primeros en confirmar oficialmente el fallecimiento del autor, decretó hoy tres días de luto.

La muerte de García Márquez ha generado, como se esperaba, una ola de reacciones de autoridades políticas, amigos y representantes de la cultura, en las que se han recordado sus obras y el legado que deja a la lengua castellana.

«Se cierra el capítulo del realismo mágico en lengua española», dijo a Efe en esta capital uno de los más prestigiosos escritores mexicanos, Homero Aridjis.

García Márquez murió seis meses después de que falleciera en esta capital, a la edad de 90 años, otro escritor colombiano, Álvaro Mutis, quien también había decidido residir en la capital mexicana cinco décadas antes y que fue uno de los mejores amigos de Gabo.