Aunque es un producto duradero, se deben tener en cuenta varios pasos para asegurar su conservación. | Eye Em

TW
2

Disfrutar de una pata de jamón en casa es un placer gastronómico que requiere ciertos cuidados para preservar su sabor y textura una vez iniciada. La conservación adecuada del jamón es esencial para evitar su desecación y la proliferación de moho, garantizando así una experiencia culinaria óptima.

Tradicionalmente, se ha aconsejado cubrir la superficie cortada del jamón con su propia grasa o con un paño de algodón. Sin embargo, expertos en la materia sugieren métodos más efectivos. Pedro José Pérez Casco, un carnicero experimentado de Puebla de la Calzada, Badajoz, recomienda mantener el jamón en un lugar fresco y ventilado, alejado de fuentes de calor y luz directa. Además, aconseja cubrir la zona de corte con film transparente después de aplicar una ligera capa de su propia grasa, pero no más de tres días para evitar la acumulación de humedad y moho. Si se pretende tardar más en cortarlo, propone usar un paño de algodón tras aplicar la misma grasa.

La ubicación del jamón es otro factor determinante en su conservación. Se recomienda situarlo en un espacio con una temperatura constante, preferiblemente entre 15 y 25 grados Celsius, y con una humedad relativa alrededor del 65%. Estas condiciones favorecen la preservación de las propiedades organolépticas del jamón, evitando su desecación o la aparición de sabores indeseados.

El uso de un jamonero adecuado facilita tanto el corte como la conservación del producto. Este soporte permite una sujeción firme, lo que contribuye a realizar cortes precisos y a exponer la menor superficie posible al aire, reduciendo así el riesgo de oxidación. Además, se aconseja limpiar regularmente el área de corte para eliminar restos que puedan favorecer el crecimiento de microorganismos.

Es importante destacar que, aunque el jamón es un producto curado y, por tanto, de larga duración, una vez iniciado su consumo, se recomienda ingerirlo en un plazo de tres a cuatro semanas. Este periodo garantiza que el jamón mantenga sus cualidades óptimas de sabor y textura.