A lo largo del día las temperaturas recomendadas pueden cambiar dependiendo de la situación. | Freepik

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Con la llegada del invierno, surge la habitual duda sobre cuál es la temperatura óptima para mantener el hogar cálido sin disparar el consumo energético. Aunque la percepción de confort térmico varía entre individuos, los especialistas coinciden en que ajustar la calefacción entre 19 °C y 21 °C durante el día es lo más adecuado.

Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), establecer la calefacción en este rango permite un equilibrio entre bienestar y eficiencia energética. Superar los 23 °C no solo incrementa el consumo —cada grado adicional puede aumentar la factura entre un 5 % y un 10 %—, sino que también puede generar un ambiente excesivamente seco e incómodo.

Por la noche, se aconseja reducir la temperatura a valores entre 15 °C y 17 °C, ya que el cuerpo, al estar en reposo y abrigado, requiere menos calefacción. Además, es importante considerar las características de cada estancia: en la cocina, donde suelen generarse fuentes de calor adicionales, una temperatura de 18 °C puede ser suficiente, mientras que en los dormitorios, 20 °C podría ser lo más confortable.

Para optimizar el uso de la calefacción, es recomendable utilizar termostatos programables que ajusten la temperatura según las franjas horarias y la ocupación de la vivienda. Asimismo, mantener los radiadores libres de obstáculos y realizar un adecuado mantenimiento de los sistemas de calefacción contribuye a una mayor eficiencia y ahorro.