Beber agua helada puede causar malestar digestivo. Cuando ingerimos líquidos extremadamente fríos, el cuerpo tiene que trabajar más para equilibrar la temperatura interna, lo que puede ralentizar el proceso digestivo. Algunos expertos advierten que este esfuerzo adicional puede llevar a problemas como el corte de digestión, especialmente si se consume agua helada justo después de comer.
Riesgo de migrañas
El consumo de agua muy fría también está asociado con un aumento en la frecuencia y la intensidad de las migrañas. Las personas propensas a estas cefaleas pueden encontrar que beber agua helada desencadena episodios dolorosos. Esto se debe a que el cambio brusco de temperatura puede afectar los vasos sanguíneos y nervios del cerebro, exacerbando los síntomas.
Impacto en la hidratación
Aunque pueda parecer contradictorio, beber agua helada puede, en algunos casos, contribuir a la deshidratación. Esto ocurre porque el cuerpo utiliza energía para calentar el agua fría hasta la temperatura corporal, lo que puede llevar a una pérdida adicional de líquidos. Este fenómeno es especialmente preocupante en personas obesas, que ya pueden tener dificultades para mantenerse bien hidratadas.
Consejos para una hidratación segura
Para evitar los riesgos asociados con el consumo de agua helada, los expertos recomiendan optar por agua fresca en lugar de extremadamente fría. El agua a temperatura ambiente o ligeramente fresca es más adecuada para una hidratación eficiente y segura. Además, es importante beber líquidos de manera regular a lo largo del día, en lugar de ingerir grandes cantidades de una sola vez, para mantener un nivel de hidratación constante sin sobrecargar el sistema digestivo.
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