Este miércoles fui al cine en Maó y me tocó la sala 5. Tanto yo como mis acompañantes coincidimos en que dos de las butacas olían a pis (muy desagradable). No entiendo que en época de COVID nos sentemos en butacas de tapicería que quien sabe el tiempo que hace que no se han desinfectado. En un sitio de uso público donde la gente se ríe y no controla los esfínteres (alguno), las butacas deberían ser de polipiel o similar para poderlas limpiar con una bayeta húmeda y que fueran el máximo de higiénicas. Otra queja es que va numerado pero no te enseñan el patio de butacas para poder elegir asiento. Espero tomen medidas.