Es sorprendente que con una necesidad tan básica como es el agua, en un marco de cambio climático que nos lleva a la escasez de lluvias y el aumento de temperaturas, el Ayuntamiento de Maó haya dado permiso para que se construya una piscina privada en lo que hasta hace muy poco eran los huertos interiores de la ciudad. El despropósito al que nos estamos dirigiendo lo pagaremos en un futuro muy próximo: mientras unos dan permisos para construir piscinas en medio de Maó muchos otros vamos a sufrir los cortes de agua y su escasez. Nuestros acuíferos llevan 40 años sobreexplotándose y eso nos abocará inevitablemente a dos cosas: una, consumir agua desalada y dos, pagar por ella un precio nunca visto.