En Ferreries, no recoger la caca del perro es todo un arte. Intentan sacar los perros cuando no haya nadie en la calle que les pueda ver. Miran a la derecha, después a la izquierda y en la Avenida de Jaume Mascaró, miran también arriba, por si alguien desde el balcón se entera de los guarros que son en realidad.