Si analizamos la agenda de esta última década, la «línea de tiempo» según Bruselas, vemos que, respecto a seguridad europea, se ha avanzado más en el pasado mes de marzo, que en los años que siguieron a la invasión rusa de Crimea en 2014. No reaccionamos entonces igual que ahora, seguramente porque la península del Mar Negro ya estaba arrendada a Rusia, pero también porque Trump no se enfrentó a una Europa relajada, inconsciente del peligro que le llegaba, como le llegó con Ucrania.
Repasemos estas fechas: en 2017 -tres años después de Crimea- se definía la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO). Cinco años después-2022-, cumbre de Madrid y definición de un Concepto Estratégico de la Unión, del que emanará la «Brújula Estratégica» de Borrell, una vez invadida Ucrania. Tras la Cumbre de Vinius en marzo de 2023, se diseñó la Estrategia Industrial Europea (EDIS) a la vez que se presentaban tres informes sobre los que se basarán los documentos aprobados ahora: de Enrico Letta (Abril), de Draghi (Septiembre) y del finlandés Niinistö (Octubre).
Tras el diseño en febrero de este 2025, de la llamada «brújula de competitividad», en marzo, tras las reacciones adoptadas por Trump, se decidió ya con urgencia, plasmar el futuro de la defensa europea en un «libro blanco». Un intenso trabajo del Parlamento Europeo abordó el tema. Me detendré especialmente en él, porque representa todo el abanico de posibilidades y soluciones que hoy puede entrever Europa. Partiendo de los informes referidos, el día 5 de marzo ya se presentaban cinco propuestas de resolución redactadas por los diferentes grupos de la Cámara: PPE, Verts/ALE, Renew, ECR, y S&D (Socialists and Democrats). El siguiente día 10, la mayoría parlamentaria formada por PPE y S&D, los fundía en una Propuesta de Resolución Común, con 22 considerandos y 88 propuestas. La aprobó la Cámara el día 12.
Una semana después (19 y 20 de marzo), se presentaba el Libro Blanco. Documentación densa, reiterativa, de no fácil «digestión». Imagino a algún oficial de Estado Mayor resumiéndolo a marcha martillo, con vistas a la toma de decisiones políticas o militares de sus superiores. Siempre me acuerdo del brillante general israelí Dayan, que exigía que los informes se los resumieran en un folio. ¡Así ganó la Guerra de los Seis días!¡Hoy, enloquecería en Bruselas!
Del informe Letta, se extraen diferentes claves: necesidad de poder decidir sin la unanimidad de los 27 (pienso en Hungría y Eslovaquia); esfuerzos por aumentar capacidades de innovación; evitar -insiste-reducir fondos de cohesión. Y cuando refiere que es fundamental crear una Unión de Ahorro e Inversión e integrar los mercados de servicios financieros europeos, lo justifica: «cada día hay más de 300.000 millones de ahorros europeos que se fugan a EE.UU., porque su mercado es más atractivo; esto acaba fortaleciendo a las empresas USA que luego regresan a Europa para comprar nuestras compañías, utilizando el dinero de los ahorradores europeos».
Draghi por su parte, insiste en varios de estos conceptos: «Europa no solo ha gastado poco, sino que ha gastado mal; una industria de Defensa fragmentada nunca puede ser competitiva; doce tipos diferentes de carros de combate europeos cedidos a Ucrania. Y cuando pone en duda el resultado de los aranceles, recuerda que el gasto de defensa comunitario se abastece en un 73 por ciento de proveedores no europeos, del cual un 63 por ciento es norteamericano. Por último, Niinistö, que insiste en la urgencia de reforzar sin fisuras a Ucrania, recomienda a corto plazo, mejorar la coordinación y capacidades de respuesta civil y militar; a medio y largo plazo, integrar al máximo las estrategias de la Unión.
El Libro Blanco se presentó junto al Plan ReArmEurope 2030. Es decir, ya se asumen cinco años de implementación. No pocos dudan de este plazo.
Busco medidas concretas: innovación disruptiva como la IA; refuerzo de las fronteras con Rusia y Bielorusia; fortalecer asociaciones afines en una «arquitectura abierta» (UK, Noruega, Canadá, Turquía, Indopacífico); aumentar la capacidad de almacenamiento; ejemplo de Dinamarca que invierte en la propia Ucrania.
Geográficamente, habla de «competencias estratégicas» desde el Ártico al Báltico, pasando por Oriente Medio y Norte de África. Por supuesto del papel de China, su desafío estratégico, que requiere respuestas estratégicas.
Militarmente, apunta 7 áreas prioritarias: defensa aérea/antimisiles; sistemas de artillería; municiones; drones y antidrones; movilidad militar; IA, guerra cuántica, cibernética y electrónica; Facilitadores estratégicos y protección de infraestructuras críticas, especialmente las recomendadas de doble uso civil y militar.
Importantes, estos pasos dados en marzo. Pero preocupa la capacidad de ejecución y la voluntad política, sometida a presiones sociales. Temo que Europa se enfrente a «la última oportunidad» como anuncia Letta y esté firmando su decadencia. De todos depende, el que no desertemos de nuestra Europa de las libertades.
* Artículo publicado en «La Razón» el jueves 3 de abril de 2025.