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Decíamos el otro día que toda guerra es un gran negocio, de ahí que normalmente solo terminen cuando la paz ofrece más expectativas de negocio que seguir con ella. Pero lo decíamos sin aportar pruebas, y ahora el espectáculo porno del despacho oval, televisado en directo, nos confirmó que mucho antes de que se comience a negociar la paz en Ucrania (y en Gaza), y sin que ni siquiera se adivine en el horizonte, ellos ya están negociando la posguerra, que es donde a su entender estará el negocio. Solo faltaba la firma.

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En las últimas semanas, dando por hecha esa futura paz, no se habla de ella sino de lo que Estados Unidos, Israel y Rusia obtendrán a cambio, y los buenos negocios que podrán hacer. Israel ya ordenó a los palestinos que se vayan voluntariamente, que desaparezcan del mapa y de lo que serán unas playas de alto valor turístico, con hoteles inteligentes y toda clase de atractivos lúdicos, que sus socios norteamericanos se encargarán de construir y gestionar. Un paraíso muy rentable. Paralelamente, pretenden que Ucrania les ceda el 50 por ciento de sus riquezas, no solo tierras raras, porque si son sus socios comerciales, qué más garantía de seguridad quieren.

Estamos viendo cosas que no habíamos visto nunca. A Putin le ofrecen buenos negocios, y al invadido y saqueado una oferta que no podrá rechazar. De qué nos suena eso. Un enfoque práctico y realista, que además implica el fin del buenismo a escala global. El buenismo es para pobres, viva el malismo. Aún no existe esa palabra, pero ya se hace notar en forma de eufemismos. Porque ahí está la clave de los negocios. No es nada personal, solo negocios, decían los mafiosos. Y si no se fían de ellos recuerden que estos negociantes, como los el despacho oval, también decían a sus esbirros «haz que parezca un accidente». Si se puede hacer que parezca un accidente, más fácil será que parezca un negocio. Que parezca un negocio es lo que escenificaron en sede presidencial. Y el mundo está pasmado ante la transparencia y sinceridad del presidente de Estados Unidos. No busca pretextos ni pone excusas. Solo son negocios. La guerra siempre ha sido una continuación armada de los negocios. Excepto cuando la paz ofrece mejores negocios.