El crecimiento poblacional de Balears es brutal. No tiene parangón. Ningún otro territorio, región, país o estado de Europa presenta nuestras cifras. En 40 años hemos doblado el numero de habitantes, en diez años los extranjeros han aumentado un 43 por ciento y ya son más de 100.000. Y así podríamos continuar con un rosario de estadísticas dirección Hong Kong.
Esta eclosión lógicamente afecta todos los órdenes de la vida. Servicios públicos saturados, infraestructuras colapsadas, viviendas escasísimas y caras, una descohesión social acuciante. Son muchos los que se sienten extraños en su tierra, no se reconocen.
A los partidos estatales el debate no les interesa porque, entre otras razones, las soluciones pueden pasar por una normativa específica para los territorios insulares y es un tema que no forma parte de la agenda dictada desde la sede central. Aquí se dice que entre poc i massa, la mesura passa y ya hace tiempo que hemos superado cualquier parámetro de sostenibilidad mientras perdemos calidad de vida. Que nadie vea racismo, simplemente no todo el mundo cabe en Balears.