11/02/25 4:00
El viernes pasado por la mañana salí de casa sin el móvil. Tengo que confesar que no fue un descuido sino algo más bien premeditado y la verdad es que mientras me cruzaba con mis semejantes, yo diría más bien mis parecidos, me noté como si sin quererlo hubiera abierto un paréntesis en mi vida de cómo me sentía sin ese aparatito. La mayoría con los que me cruzaba deambulaban cabizbajos inmersos en sus pequeñas pantallas, buscando frenéticamente en ellas algo o ese algo los buscaba a ellos, quién sabe. Sabía que el haber dejado mi móvil en casa además de convertirme en una persona diferente a los demás, iba a acarrearme el riesgo de que alguien intentara localizarme debido a alguna urgencia.