Estarán enterados de que, al menos en Occidente civilizado y debido a la decadencia religiosa que ha convertido la Navidad en una pesadilla con centollos, ahora ya no hay pecados sino delitos. Esto es una noticia excelente considerando que en mi juventud pecábamos hasta de pensamiento, pero como suele suceder con las noticias excelentes, tiene sus inconvenientes, sus más y sus menos, sus pros y sus contras. Porque sin pecados, que eran una obviedad, a veces se hace difícil determinar, catalogar y en su caso castigar legalmente los muchísimos y cada vez más complejos tipos de delito, que con frecuencia exceden la capacidad jurisdiccional. De ahí los enrevesados pollos jurídicos que se montan y los años que han de pasar antes de que se vea la luz al final de un largo proceso, con el lógico malestar de los imputados y la euforia de la industria del bulo.
Oraciones
Pecados
31/12/24 4:00
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