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«Caminamos con esperanza». Éste es el objetivo y el lema que hemos escogido en nuestra diócesis para este curso pastoral 2024-2025. El tiempo de Adviento nos recuerda que debemos salir al encuentro de Cristo, que viene a salvarnos, acompañados por las buenas obras. Se trata, por tanto, de un doble movimiento, que suscita esperanza en nuestra vida.

Estas celebraciones cristianas: Adviento, Navidad, etc. no son una repetición cíclica que nos deja indiferentes como si fuéramos espectadores pasivos de un drama; ¡no! La liturgia no es mirar atrás, no es evocación de recuerdos; la liturgia es memorial, es actualización.

Y, por eso, podemos afirmar con la Iglesia al celebrar la fiesta de Navidad de este año 2024, que hoy estamos más cerca de Dios que cuando empezamos a creer. Porque nuestras celebraciones son encuentros reales con Jesucristo, nuestro Salvador.

Y esto sucederá especialmente en la Misa de Navidad. Allí, convocados por los ángeles y acompañando a los pastores, adoraremos a Jesucristo vivo y presente en el Sacramento y le ofreceremos nuestros humildes presentes.

Además, durante el año 2025, celebraremos un Jubileo, una fiesta grande que viene acompañada de una gracia especial que Dios nos otorga, de un nuevo recomenzar, de un perdón generoso que nos concede para poder recibir dignamente a su Hijo que no viene a condenarnos, sino a salvarnos.

El Papa Francisco nos invita a prepararnos interiormente para esta celebración jubilar, para que los aspectos organizativos no nos distraigan de lo esencial: «Vivir un tiempo de renacimiento espiritual, de perdón y de liberación social».

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El día 29 de diciembre, a las 17 horas, la comunidad diocesana ha sido convocada para encontrarse en la parroquia de Sant Francesc de Ciutadella. Desde allí peregrinaremos a la Catedral, dando inicio con esta celebración al Jubileo de la esperanza en nuestra diócesis de Menorca.

No caminamos solos. En nuestro camino hacia Belén nos encontramos otras personas que también han visto desde lejos esta luz de esperanza. Todos hemos dejado atrás lo que nos ocupaba y hemos dirigido nuestros pasos en dirección a Jesús. En el rostro de aquellos que hacen camino con nosotros, descubrimos a hermanos queridos que antes no conocíamos o nos eran indiferentes. Nos damos las manos y tratamos de llamar a otros que vengan con nosotros hacia Jesús.

Deseo para toda la Iglesia de Menorca y para todos los menorquines que podamos celebrar juntos el misterio de Navidad y la inauguración del Jubileo de la esperanza, estrechando los lazos que nos unen como familia de Dios en la tierra, solidarios con los más necesitados, porque en la ciudad de Belén nos ha nacido el Salvador, que es el Mesías, el Señor.

Nos preocupa especialmente el problema de la vivienda que afecta a tantas familias de la Isla. Estoy dando vueltas al tema para que la Iglesia de Menorca pueda encabezar alguna iniciativa significativa en este campo.

Esto lo haremos siguiendo la tradición bíblica, para que ese comenzar de nuevo no afecte únicamente a la dimensión espiritual de la persona en su relación con Dios, sino que también podamos poner el contador a cero en las relaciones interpersonales, al perdonar las ofensas recibidas y pedir perdón a quienes hemos ofendido, y al condonar parcial o totalmente las deudas pendientes acumuladas, que asfixian a personas y a comunidades. El Papa Francisco nos pide que promovamos iniciativas en este sentido, invitando al resto de la sociedad a secundarlas para favorecer la paz social.

Nos preparamos con María para recibir al Señor. Ella nos invita a contemplar el Evangelio y nos repite: «¡Escuchadlo y haced lo que Él os diga!» (Cf. Jn 2, 5). «¡Gracias, Madre Santa! Gracias, porque en medio de este tiempo pobre de esperanza, todavía nos das a Jesús, ¡nuestra Esperanza!» (Papa Francisco, 8 de diciembre de 2024).

¡Feliz Navidad del Señor y Feliz Año Jubilar 2025 para todos los que peregrinamos en Menorca con esta esperanza renovada!