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Directo al grano: En una encuesta de estas pasadas semanas los Servicios Municipales del Ayto. de Barcelona reconocen que solo el 36 por ciento de barceloneses tiene el catalán como lengua de uso habitual, frente al 56 por ciento que usa el castellano. Un 8 por ciento dice hablar otros idiomas como primera opción.

«En una sociedad madura los ciudadanos no necesitan consignas sobre la lengua a usar», declara el presidente de Impulso Ciudadano, quien considera que las «presiones políticas» que se están ejerciendo sobre los ciudadanos para que usen el catalán están siendo «contraproducentes» porque tienen un «elemento totalitario que incomoda» a muchas personas y que consiguen, precisamente, el efecto contrario, «que el catalán se deje de hablar». Por este motivo, pide a los responsables políticos que «reflexionen», porque esas campañas «intimidatorias» que se están llevando a cabo en diferentes ámbitos, como el educativo, el institucional, (el sanitario) o el económico, «tienen un efecto rebote» y lo que provoca es que los ciudadanos dejen de hablar el catalán al ser la lengua «obligatoria» y opten por el castellano, que ven como «lengua de libertad».

Es el resultado de 40 años de políticas nacionalistas ultramontanas que han usado sistemáticamente la lengua como herramienta política y que, a través de una educación forzosa y unidireccional, «han convertido el barceloní en una lengua antipática y desagradable sobre todo entre los jóvenes».   

Hace unos días una conocida y genuina representante del catalanismo más destilado en Menorca pontificaba desde su prepotencia y en estas mismas páginas sobre que aquí no debe de hablarse ni responder a nadie que te pregunte en otra lengua que no sea en el barceloní que ella proclama como única lengua de la Isla. Es decir, por ‘cajones’, tienes que hablar a tu interlocutor, quien quiera que sea, en la forma que el catalanismo dicte y no en una forma en la que te entienda la persona con quien hables. ¡Qué error, qué inmenso error! Como dijo De La Cierva en la Transición.

Digámoslo claro: Ninguna tierra tiene lengua. Las piedras no tienen lengua, las plantas tampoco, son las personas que las pisan o las admiran las que las hablan para entenderse. Y cada persona utiliza la lengua que quiere para entenderse. Intentar imponer una determinada forma de hablar siempre conduce al fracaso. Lo estamos comprobando cada día en todas partes, tanto en .Cat como  aquí en Minorca, claro. ¿Pero es que no lo ven?

Aquí la imposición de la forma barcelonina pretende desprestigiar nuestro menorquí que ha pasado a ser tildado de forma inculta y ridícula. Han pretendido transformar la personalidad menorquina, bilingüe donde las haya (menorquín/español) o trilingüe (menorquí/español/inglés), en un coto cerrado de un nacionalismo rancio y retrógrado por desubicado en el mundo. ¡Por eso retrocede en nuestra isla! Porque está fuera de onda.

Es evidente que los chicos estudian forzosamente en catalán pero hablan español en sus horas de libertad por mucho que algunos seres fanáticos transformados en policías lingüísticos les persigan. Imposición vs. Libertad.

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Muchos menorquines consideramos esa imposición forastera como una usurpación de nuestra personalidad. Como un insulto inadmisible ya que amamos nuestro menorquí, el heredado de nuestros padres y no aceptamos ser súbditos ni dependientes de nadie de la otra riba.

La subsistencia de una lengua se basa en la exclusiva voluntad de sus hablantes. No por mucho que la política subvencionada pretenda reivindicar un escenario histórico determinado que nunca existió, y siempre intelectualmente golpista, se logrará la anexión lingüística en un mundo globalizado y destinado irremediablemente a depurar sus formas de comunicación para hacerlas más globales. La única forma de subsistir es hacer de una forma lingüística local, un dialecto, una lengua simpática y amable, un adorno cultural, pero nunca imponerla a la fuerza. Sí, muchos creen que se dan las condiciones para pensar que hay una lengua de genuflexión y otra de libertad. Por eso una va perdiendo adeptos y la otra los va ganando.

Ya sabemos que a muchos no les gusta escuchar ni leer la verdad. Pero la realidad es tozuda... perdón caparruda.

Notas:

1- Liberación de México: «Los considerados asesinatos no fueron sino la liberación de las tribus esclavizadas y el fin de los sacrificios humanos de los aztecas». Y significó el acercamiento de la Universidad para «los nuevos ciudadanos españoles bajo el Virreinado español. ¡Basta ya de complejos y de mentiras!» (F. de Azúa. TO).

2- Me cuenta un médico: «En Menorca estamos en España y ya estamos hasta el moño de tonterías lingüísticas».

3- «No entiendo como Sánchez que está mintiendo desde que llegó al poder, mantiene su intención de voto. Mintió ya a su Ejecutiva metiendo votos en un urna detrás de una cortina, mintió a las autoridades académicas con una tesis falsa y lleva seis años de mentiras sistemáticas en todos y cada uno de los asuntos que ha tratado...» (A. Trapiello. «El Mundo»).

4- Begoña, Complutense, Barrabés, Aldama, Koldo, Ábalos, Marlaska, Pedrito... todos acabarán Peinados.