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Todo parece indicar (según lo que se publica) que el futuro del PSOE balear sigue pasando por Armengol, la flamante presidenta del Congreso de los Diputados. Ella decidirá si es la próxima candidata autonómica o bien elegirá lo contrario. La propia Armengol ha manifestado que su prioridad es volver a Balears, pero no acabo de ver que renuncie a su cargo de presidenta del Congreso para ser candidata autonómica. Cuando un político preside una institución como el Congreso no suele dimitir, pero también es cierto que en política nos hemos acostumbrado a ver muchas cosas y no siempre lo más razonable. Las mismas informaciones apuntan que Armengol está tranquila con el ‘caso Koldo’ porque, según parece, en el PSOE están convencidos de que el tema acabará en el Ministerio de Fomento. Por lo tanto, podemos estar tranquilos porque ningún responsable del antiguo Govern asumirá responsabilidades por pagar 3 millones de euros a un trama supuestamente corrupta a cambio de unas mascarillas que no cumplían los requisitos para los fines por las cuales fueron adquiridas. Eso nos tranquiliza mucho, de verdad, y especialmente a todos aquellos que exigen responsabilidades políticas al presidente del Parlament por romper una foto.

La decisión de Armengol de decidir su futuro político en poco menos de tres años implicará, imagino, que Iago Negueruela seguirá siendo la cara visible de los socialistas en Balears, lo cual tranquiliza mucho al PP, sin duda. Supongo también que Armengol tendrá en cuenta a la hora de volver a la política autonómica si tiene alguna opción de ser presidenta, y ya le puedo anticipar ahora mismo que la situación en 2027 solo puede empeorar para las opciones de los socialistas, y por lo tanto de la izquierda, a resultas del desgaste que sufre el PSOE a nivel nacional gracias a Sánchez. La casi desaparición de Podemos del mapa político balear tampoco ayuda en soñar con un nuevo gobierno de izquierdas en Balears a tres años vista.

No sé si Armengol se ha planteado en algún momento iniciar una carrera profesional en la empresa privada, algo que realmente me extrañaría, pero esta estrategia de considerarse imprescindible solo supone alargar la agonía y no analizar la realidad política con un mínimo de objetividad. Luego en 2027 todo serán lamentos.