Buen lío para el fiscal general
Ya se sabe que la fiscalía, en nuestro país, funciona de forma jerárquica, pero la orden de García Ortiz, a los fiscales del «procés» de amnistiar a Puigdemont y hacer desaparecer el delito de malversación, ha provocado la rebelión. No son buenos tiempos para García Ortiz, el hombre tranquilo que sustituyó al frente de la fiscalía general del Estado a Dolores Delgado, exministra de Justicia de Sánchez, y a quien ha perseguido la polémica allá a donde va. Pese a ser la mano derecha de Delgado y llegar al cargo por su recomendación, parecía que se abría una etapa menos polémica en este fundamental estamento de la Justicia. Pero ya se ocupó de aclarar Pedro Sánchez, cuando en una entrevista preguntó al periodista «¿Quién manda en la fiscalía?». Por si quedaba alguna duda de que quien mandaba era él. Con esos mimbres y la aprobación de la Ley de Amnistía en el Congreso, García Ortiz supo que iba a tener que imponer por la fuerza su aplicación.
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