Declaraciones furibundas, de gran extremismo, por parte del presidente argentino Javier Milei: la negación de la justicia social –consustancial a los economistas clásicos, desde los fisiócratas con François Quesnay hasta los liberales con John Stuart Mill, pasando por Adam Smith y David Ricardo–; el elogio de la inexistencia del Estado –yendo más allá, incluso, que Hayek o Schumpeter–; la mitología de un elenco de premisas llenas de eslóganes –meritocracia, «quien quiere, puede», cultura del esfuerzo desprovista de sus anclajes sociales–; y un enaltecimiento de la franja más rica de la población que, además, apenas debe pagar impuestos, franja que se opone a los inmigrantes, observados como consumidores pasivos de los bienes públicos. El contraste: ricos que se lo merecen todo; vulnerables que lo son por sí mismos. Darwinismo económico y social. Esta es la mochila que presenta Milei en el plano teórico en su acción de gobierno. Esta es la hoja de ruta que pregona a los cuatro vientos y que han comprado, con calurosos aplausos, las opciones más ultraconservadoras –en lo social– y ultraliberales –en lo económico– de España. Incluyendo no solo a formaciones políticas, sino igualmente a empresarios relevantes. Mensajes que, además, se licuan en buena parte de la Unión Europea, ante unos comicios que van a ser decisivos para el futuro comunitario.
Ultraliberalismo sin frenos
30/05/24 4:00
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