¿Cómo están queridos lectores? Espero que más felices y con menos rabia que toda la facho esfera que se dejo una pasta votando a Israel en Eurovisión para que después ganara Suiza con la intérprete Nemo a la que nos tenemos que referir como «elle» ya que se considera de género no binario. Me imagino a Cayetano y Cayetana en su dúplex mandando SMS para votar a Israel de forma compulsiva, porque a ellos la muerte de más de 15.000 niños inocentes les da igual, «o sea, al crecer serían terroristas, ¿no?», viendo como el colectivo Lgtbiq+, a los que ellos odian casi tanto como a las feministas, les mete un gol por toda la escuadra.
El festival de Eurovisión es una cosa añeja y hortera que por lo que sea sigue celebrándose, imagino que por lo que se hace todo en este sistema turbo capitalista, porque es rentable para alguien. Sí amigos, amigas y amigues, no busquen otras razones en estos momentos para que se hagan las cosas que la mera rentabilidad. Algunos esgrimirán razones religiosas, que si por dios tal y cual, pero si miran las cúpulas dirigentes de cualquier religión nos encontramos unos negocios que lo flipas. Otros esgrimirán valores a los que vacían de contenido. Jamás pensé que nadie se fuera a tragar que quitaban sanidad y educación pública y en cambio le meterían pasta de nuestros impuestos a torturar toros sin rechistar. Y dicen que esa barbaridad se hace en nombre de la «libertad», alucinante.
Por cierto, a los que se les llena la boca de libertad, mientras se les caen del bolsillo banderas con águilas o esvásticas, son los mismos que censuran más que nadie. Los machos fachos censuran obras de teatro, libros, a cantantes y actores, solo porque no son de su cuerda ideológica. Lo penúltimo es quitar una plaza con el nombre de Paco Rabal, un actor que es historia del cine, pero como era demócrata y de izquierdas, pues censura al canto. Los mismo machos fachos que censuran cultura y libertad de expresión, comprando medios de comunicación o amenazando a los que no se venden, usando el famoso principio del narcoterrorista Pablo Escobar «plata o plomo». Y ya ves tú, a los que eligen plata les montan festivales con la pasta de todos, ya sea Bertín Osborne para los más rancios del tinglado, o Mario Vaquerizo para los que van de modernos con toneladas de caspa en sus hombros.
Que no es un tópico, de verdad de la buena, que todo se reduce al dinero, al money, al sucio parné. El racismo es económico, lo hemos dicho cientos de veces. Si el árabe llega en yate es el señor jeque que viene de vacaciones y le besan las babuchas; en cambio, si viene en patera es el sucio moro terrorista que viene a islamizar Europa. Ambos comparten religión, etnia, color de piel, tradiciones, ¿qué es lo único que les diferencia en el trato recibido?, la pasta, los dólares, los euros, o los yuanes. Mucho aporofóbico y clasista envuelto en la bandera del racismo.
Va, Cayetanitos, relajaros un poquito, al fin y al cabo, Eurovisión lo ganó Suiza, que no deja ser un país al que vosotros y vuestros reyes tenéis mucho cariño. Además, yo no veo que viváis nada mal, a pesar de que decís que todo se rompe y se va al carajo. Otra cosa es que queráis más de lo mucho que ya tenéis, entonces os brota la bilis y lo pasáis mal. También os digo, cuidado con estirar el chicle, que de momento los vientos os son favorables, pero igual Eolo cambia el soplido y os empiezan a llegar todas las cervezas calientes, cosa que no le deseo a casi nadie, Lúpulo y feliz jueves.