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Qué pesadilla lo que estamos viviendo en directo... y no me refiero (eso es más que una pesadilla) a las guerras que cada día nos traen terribles noticias, sino al espectáculo penoso que todos... todos y todas (vaya chorrada) los que deberían representarnos y trabajar por el bien de nuestro país y en defensa de los intereses y necesidades de nosotras, pobres criaturas, están ofreciéndonos cada día.
Día que pasa, día que el juego va de «a ver quién la dice mas gorda», hora que pasa, hora que se nos cuenta que aquel o aquella han defraudado, han prevaricado, han robado... vaya un montón de mierda que con el ventilador de sus palabras, nos echan encima.

HARTOS ESTAMOS LOS CIUDADANOS de que nos saquen noticias que no solo nos alucinan sino que poco a poco van mellando en nuestro cerebro hasta que un día digamos basta de tanta asquerosidad, basta de este tira y afloja de quienes «negocian» con la excusa de querer lo mejor para «los suyos» (en este caso los suyos debemos ser los ciudadanos) basta de los constantes incumplimientos de nuestros representantes políticos, de que nunca nadie es el responsable... de que «nosotros hicimos esto pero vosotras hicisteis aquello…».

¿De verdad vamos a tener que aguantar tamaña desfachatez, tamaña sinvergüencería? ¿No hay una sola persona o grupo de personas que pudieran desbancar a tanto incompetente?

¡Alto, Isabel, que quizás te acusen de incitar a la rebelión y te declaren malísima persona o algo peor!

¿No tenéis ganas de «pasar página», dejar las bravuconerías de chulo descerebrado y empezar a pensar qué es lo que podemos mejorar? ¿Cómo podemos hacerlo?

Por qué no los dos grandes (por tamaño porque por otra cosa... como que no dan la talla) se sientan a hablar... se sientan a deshacer el nudo que están creando, se miran y piensan en lo que pretenden ser, en lo que deberían ser para nosotras, ciudadanos atónitos y desesperados al ver que son incapaces de cumplir con su obligación, que no es más (ni menos) que servir al pueblo.

¡Venga ya!

¡Hartas nos tenéis!