El octavo mandamiento de la ley de Dios dice: «no darás falso testimonio ni mentirás». Y, sin embargo, vivimos en la mentira. Según el CIS, un 90 por ciento de los encuestados apoya a Tezanos. O nos engañan o nos autoengañamos. ¿Qué pasa con la verdad, que cuesta tanto aceptarla? Nos dirán que se persiguen las ideas independentistas, cuando lo que se persigue y castiga es el delito, incumplir la ley. La credulidad del fanático es poderosa. Se dicen medias verdades, se levanta falso testimonio, la sociedad aborregada lo aguanta todo. Asociamos moral a represión. Crítica a subversión. Reclamamos derechos sin deberes. Todo en venta por poder o dinero. Corrupción como modus vivendi. Puede que la primera ley de Satanás sea: «mentirás al prójimo como a ti mismo». Cuando hacemos algo malo, lo ocultamos. Identificamos el mal con los otros, no con nosotros o los nuestros. La transparencia apuesta por la verdad y no esconder ni tergiversar la realidad según nuestros propios intereses. Pero no está de moda. Y no es cuestión de inteligencia. Cuanto más inteligente, mejor puedes engañar o mentir impunemente. Entonces, ¿Dónde está la clave?
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Octavo mandamiento
18/03/24 4:00
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