09/03/24 4:00
La fotografía suavemente dorada por la luz se acompaña de las inevitables pero amables sombras del entorno e induce a imaginar el inicio de un camino que, como el estreno de la vida, se vislumbra todavía acogedor; si bien, por la imagen, parezca infinito o, mejor aún, incierto. Pero aquí el pensamiento vacila, pues, pese a ese andar inequívoco de la pequeña Zènia, en ese incipiente paseo hacia un alejado y mudable e ilusionado futuro que es la vida, siempre habría que contar con la suerte o ese encadenamiento de sucesos, considerado como fortuito o casual, que pueden ocurrir para bien o para mal de las personas y sus tejidos, salud incluida... ¿La suerte?