La erosión de gobernar no le ha pasado factura al PSOE, tampoco al PP del que saben sus votantes que no le queda otra que coaligarse con Vox, que no es poca cosa precisamente. Por cierto, Vox ha dejado fuera de la urna 19 diputados de aquellos 52 que llegó a tener, y, mire usted Sr. Abascal, cuando un partido da la campanada sin saber muy bien ni el cómo ni el porqué, plantándose con medio centenar de diputados, se puede considerar un partido emergente, o por lo menos, que conecta lo que predica con lo que el votante quiere oír, que tampoco es tan difícil. Lo primero, se trataría de cumplir las promesas que se le hacen. El votante está harto de que le mientan, el votante, Sr. Abascal, no pide promesas, le bastan con los hechos: más cordura, mejor armonización de tanta oficina, tanto despacho, tanto coche oficial, tanto personal de confianza, y, luego a la mínima, si el barco empieza a dar bandazos, no saben enderezar el rumbo. Para colmo, parece ya algo habitual que los mareantes de alguna embarcación no pasan de ser neófitos. Por eso, la mayoría de las veces, la zozobra de un barco no se debe solo al mal tiempo, a la navegación le hace más daño una mala tripulación que una mala «tramuntanada».
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Tiempo para la aritmética parlamentaria
28/07/23 4:00
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