Vimos desaparecer la peseta y hemos asistido al nacimiento del bitcoin. Las transacciones humanas no conocen fronteras. Dicen que las monedas virtuales tienen una gran volatilidad. En eso no se diferencian de todo lo demás, que se ha vuelto evanescente, frágil, líquido y fluido. La capacidad de adaptación al cambio, de relacionarnos, de controlar el estrés y la creatividad frente a los problemas, serán las claves del futuro. Puede que siempre lo hayan sido. No somos el centro del universo, pero tampoco somos insignificantes. Lo que pasa es que, normalmente, el significado está oculto cual criptomoneda. No existe física ni materialmente, pero puede provocar consecuencias tangibles en la realidad. Un experto vaticina que, dentro de diez años, el dinero será virtual. En gran parte ya lo es. El mundo se sigue moviendo, aunque muchas cosas desaparezcan, como los monederos, las cabinas telefónicas o la tranquilidad en agosto.
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Criptomanía
29/08/21 0:24
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