Los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) son el instrumento del Estado que, durante la pandemia, ha permitido a miles de empresas de España afrontar y aguantar la paralización de sus negocios, provocada por el desplome del consumo y la inversión.
Un balón de oxígeno con despidos temporales y la reducción de la jornada laboral. En los meses de confinamiento más de 3,4 millones de trabajadores se vieron incluidos en los ERTE. Un volumen excesivo para una rápida, correcta y eficaz tramitación de todos los casos. Y detrás de cada uno de ellos hay una persona o una familia afectada por la crisis.
Estos expedientes han implicado el súbito descubrimiento del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), organismo encargado de la gestión de los expedientes y la tramitación, concreta y específica, a cada empleado. Pero las oficinas del SEPE están colapsadas y sus funcionarios, superados y sobrepasados al aplicar los cambios de criterio en las valoraciones para ordenar los pagos. Se acumulan los errores y las irregularidades, lo que genera confusión y un enorme malestar, acentuado por las dificultades para contactar u obtener alguna respuesta o aclaración.
El 19 de octubre ya advirtió Daniel Caballero que la lentitud del SEPE anticipa un nuevo caos de impagos en las prestaciones, y las citas en las oficinas del desempleo se conceden para el mes de enero. La situación se complica al concluir lo que debía haber sido la temporada turística y quedó en un intento. En Menorca el paro se incrementa en casi 2.000 personas. En conjunto, 6.156 menorquines sin empleo. Ahora hay en la Isla 1.642 menorquines incluidos en ERTE.
Son 1.642 personas que observan, entre la sorpresa y la indignación, los datos incorrectos en sus fichas personales. Unos que han cobrado de más -que deberán devolver- mientras otros han percibido menos de lo que les correspondía. Confusión en las oficinas del SEPE, desbordadas.
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