El día 8 de septiembre último, para el PP, la portada del «El País» fue demoledora. Encabezando la portada del periódico decía: «Mi error fue ser leal a miserables como Jorge, Rajoy o Cospedal» (Jorge es Fernández Díaz) y esa acusación o queja la formulaba Francisco Martínez, secretario de Estado de Seguridad 2012- 2016. Al presidente de la Audiencia Nacional le dijo por mensajería «me han utilizado vilmente». Eso parece constar en el sumario del caso Kitchen. Por cierto, el juez levantó el lunes día 7 de septiembre el secreto de sumario señalando claramente a Mariano Rajoy al afirmar que la operación parapolicial estaba dirigida por la superioridad o por directivos de la Administración del Estado. Por si todo eso no fuera ya suficiente lodazal, la Fiscalía Anticorrupción afirma que la ex ministra Dolores Cospedal tenía «un interés personal» en el montaje contra Bárcenas, ex tesorero del PP.
Llevan 11 años enredando la troca en el llamado «caso Gürtel» con un sumario inacabable. Lo mismo esperan que aflore esa malévola figura procesal del «ha prescrito». Parece que al hablar de Gürtel nos estamos refiriendo a la historia más larga jamás contada. Aunque al final, porque todo llega, se tendrá que sustanciar uno de los episodios más tenebrosos de la democracia. Entre las distintas y abultadas «chapuzas» fíjense en la siguiente: cuando se conoció la conversación del entonces ministros Fernández Díaz, este negó (o sea, mintió), saber nada sobre la operación de espionaje a Bárcenas. Pero Francisco Martínez, a la sazón secretario de Estado, presentó pruebas de que el ministro conocía el operativo montado para espiar a Bárcenas. Hoy sabemos que si Fernández Díaz se siente acorralado puede llegar a mentir sin ruborizarse por ello, por otra parte, cosa nada rara entre algunos políticos. En el Congreso declaró estar muy indignado tras filtrarse su conversación con el responsable anti fraude de Cataluña que lo importante era saber quién colocó los micrófonos en su despacho. Verdaderamente el asunto no era poca cosa. Algunos años más tarde, el ex ministro del PP publicó un libro y como antes se coge a un embustero que a un cojo, dejó en él escrito que fue él mismo quien autorizó la colocación de micrófonos. Si esto realmente sucedió así, «apaga y vámonos».
Durante 10 años distintos jueces y fiscales han hecho aflorar el juego sucio que ya se practicaba estando en la oposición y más tarde se continuó estando ya en el gobierno de la nación para obstruir el trabajo de la justicia y de paso ver de enterrar de una vez el delito cometido durante dos décadas. Pero ya les digo a ustedes que no sean incautos. A «estos» no les va a pasar nada, nada de nada. Es gente que hace bueno aquello de que son más los acusados que los ajusticiados.
¿Qué dice Pablo Casado ante semejante nudo gordiano? Pues lo normal. Y lo normal en muchos dirigentes políticos consiste en echar balones fuera y así dice este buen hombre que a él que le registren, que él era diputado por Ávila. Total, que de esta vaina no quiere ni que le hable. Además dicen algunos que del monumental sumario de la Gürtel hay que borrar a la gente del PP que ya no tiene cargos públicos o ni siquiera está en el PP. Y en el colmo de la desfachatez dicen, sin que se les caiga la cara de vergüenza, que «eso» hace mucho tiempo que pasó. ¡Hombre señor Casado, no tanto! Porque usted ya era diputado por el PP y además usted debe saberlo bien, que más tiempo hace del pecado de Adán y Eva y los niños siguen viniendo a este mundo con el estigma de aquel pecado. Total, por coger una manzana.