Hace unos días publicaba una foto en mi cuenta de instagram en la que salgo con mi hijo en brazos, y la acompañé con unas fotos muy bonitas de unas madres salvajes, que me dieron la clave para para comprender por qué debo aguantar a mi pequeño de 3 años en brazos. Estas madres son las señoras: leona, elefanta, koala y orangutana. Ellas lo tienen claro, estar con sus cachorros, con sus crías hasta la independencia de las mismas. Y es que para ellas hay algo fundamental: proteger a sus crías pase lo que pase, con paciencia y amor inconmensurable. El mejor ejemplo, lo encontramos en la naturaleza, solo hay que volver la mirada a lo que dejamos hace muchos años en la selva, en el campo.
Hubieron muchos comentarios al respecto de la foto, los suficientes para entender que muchas madres estamos en ese momento cuando tu hijo de 3 años te pide brazos, y tú estás cansada de portearlo, de cogerlo encima, de andar ciertas distancias ya con la cadera molida y la espalda arqueada a un lado. Pero si le das esa seguridad, esa protección cuando te lo pide, de tenerlo encima, solo es cuestión de unos días, meses, hasta que al final hacen ‘click', y ya no te piden brazos. Y todo porque han conquistado un paso en su proceso de madurez.
Eso me ha pasado a mí. Desde que publiqué esa foto hasta ahora, ha habido un cambio en mi hijo. Lo encuentro más seguro, decidido, e independiente. Ahora no me pide brazos. Siento orgullo cuando ellos avanzan en su proceso a la independencia.
Es pesado la verdad cuando te piden brazos, pero lo prefiero si eso les va a dar esa seguridad que buscan pero que no saben expresar porque aún no se defienden con el habla. Quizás si yo hubiera rehusado a cogerlo, su carácter sería más huraño, no tan confiado. Fue el sábado pasado concretamente cuando sentí ese ‘click', como ya me pasó con la mayor en su momento. Cuando llegamos a casa cogí a mi pequeño aparte, y se lo dije. Le expresé lo bien que había sentido como se relacionaba con los demás, lo participativo que había estado. Él se reía. No sé si me entendió mis palabras. Pero le vi feliz. La verdad que todo pasa. Pero cuando una está desesperada o cansada de sus hijos, porque es normal, de vez en cuando hay que observar a las madres salvajes, son la mejor respuesta y consejo.
Quizás mañana será otra cosa, quizás vuelva a pedirme brazos de otra forma cuando sea un poco más mayor. Pero ahí estaré respondiendo con amor, y paciencia. Porque yo como madre, que soy hija también, en momentos de inseguridad o necesidad de mimos siempre vuelves a casa, al hogar.
@sernariadna