En cierta medida, somos de hacer el gasto con la bebida que se elabora en la zona donde vivimos, en Chinchón y en Segovia, sus vecinos beben anís, que además lo hacen muy bueno.
Algunas mañanas, en mis trashumancias, paseando sus callejuelas, he pasado a tomar un café y un bollo ‘preñaó' (panecito que lleva un chorizo en su interior) y he podido observar que incluso el mujerío toma su copita de anís.
En el País Vasco le dan al txacolí, que genéricamente dicen tomar un ‘pote', eso cuando van de chateo, en las comidas suelen ser más selectivos. En Menorca tenemos ya nuestros vinos además de un centenario gin, sin duda una de las más genuinas ginebras que tanto pueden tomarse sola a condición de que esté fría o combinándola con un refresco tipo Coca-Cola. Tenía yo un buen entenderse con un médico de Ciutadella que me dijo más de una vez que un ginet en ayunas era poco menos que mano de santo para el buen funcionamiento de los riñones.
En Catalunya, sobre todo en algunas zonas de Barcelona, hacen acompañar el pan amb tomàtec i pernil con una copa de sus estupendos cavas, que en puridad para mí no son otra cosa que champán, que nada le tiene que envidiar al francés, entre otras cosas porque no le deben nada. Los asturianos toman sidra con cualquier acompañante. Para ellos cualquier queso les marida con su sidra, lo que de usted para mí diré que es un disparate, pero un homenaje a la fidelidad.