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Volver a la rutina no todos los adultos lo encajan bien. Y tampoco todos los niños lo llevan bien. Estar en la zona de confort no es lo aconsejable a ninguna edad. Hay que salir de la manera más coherente con las ideas de cada uno.

Los adultos, los padres y madres, en pareja, en matrimonio, o en solitario hay que quererse, cuidarse. Por uno mismo, buscar el espacio. Y cuidar a la pareja. Tener hijos es maravilloso, pero también desgasta el día a día. A veces hay que saber parar, y tomarse un tiempo en quererse a uno mismo, misma. Y a la pareja. Hay que hablar. Damos por hecho muchas cosas pero quizás estemos equivocados. Hay que exteriorizar sentimientos hombres y mujeres. Ser sinceros el uno al otro, la una a la otra, el uno con el otro.

Nadie dijo que fuera fácil vivir, nadie dijo que fuera fácil convivir. Nadie dijo que fuera fácil amar. Nadie dijo que fuera fácil perdonar. Nadie dijo que fuera fácil caminar. Cada experiencia debe sumar en la persona, no amilanarse, ni arrugarse. Cada experiencia, aun en la adversidad, debe hacer crecer a la persona. No olvidemos que somos ejemplos para nuestros hijos, y lo que vean en nosotros serán el día de mañana como se enfrentan a las cosas.

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Claro que nos pueden ver enfadados, enojados, tristes, llorar, como nos pueden ver alegre, felices, contentos. No hay que ocultar la parte oscura de la belleza de la luna, forma parte de la vida. No hay yin sin yang. Pero lo que sí está claro que el respeto es sagrado. Es una palabra que no debe de quebrantarse bajo ningún concepto o circunstancia en adultos ni en niños. Si se falta al respeto empiezan a verse grietas en el hogar, y eso puede pasar factura.

Salir de la zona de confort es ser valiente, y decir cómo nos sentimos. Y nuestros hijos aprenderán. Me siento feliz por esto, estoy triste por lo otro. Nuestros hijos les será más fácil identificar esa emoción con su sentimiento. Así, su vuelta a la rutina puede ser más llevadera como por ejemplo ir a la escuela.

Rutina esa palabra deseada y odiada por los adultos. Nunca estamos satisfechos, queremos rutinas para los niños y nosotros como sinónimo de orden. Pero también queremos romper rutinas y sorprendernos. Es cuando utilizamos la rutina como sinónimo de monotonía. Un equilibrio como en todo es necesario. Volvemos al yin-yang.

Cuántas veces lector ha salido de su zona de confort. Cuántas veces a exteriorizado con sus hijos y pareja sus sentimientos, emociones. Cuántas veces se respeta al día. Cuántas veces sorprende y rompe rutinas, y vuelve a encender la chispa. ¿Vive el presente como los niños? Nuestras decisiones hacen nuestra senda. Y nuestra descendencia nos acecha cautelosamente.