Después de mis viajes por África fotografiando la fauna más variada y sorprendente que un fotógrafo de fauna salvaje pueda imaginar, si exceptuamos la de la India, salir por la campiña madrileña a fotografiar insectos, les garantizo que no es un tema menor, no estoy hablando de pelos de cochino. La complejidad es extraordinaria, al amanecer me falta luz, para cuando tengo buena luz hace demasiado calor y los insectos se ocultan, aun con todo, algunos días que he tenido el santo de cara, he conseguido alguno de esos 'bichos' diminutos francamente raro, rareza que les confiere una belleza extraordinaria. Me voy acercando al tallo de un cardo donde está posado, y cuando ya he conseguido una aproximación óptima, va el tío y se esconde detrás del tallo del espinoso cardo y otra vez vuelta a empezar con el lento acercamiento, para finalmente volvérmela a jugar, hasta que me sacan de las casillas y acabo acordándome de su madre.
Sa gleva
Entomología
31/07/18 0:52
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