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El pasado día 16 el Consell aprobó la zonificación del alquiler turístico, la delimitación legal de dónde se puede y no se puede alquilar a turistas. La votación llegaba después de meses de debate, de reuniones, de anuncios políticos, de titulares en prensa..., a nadie le podía pillar entonces por sorpresa lo que finalmente sucedió: la aprobación dejando para más tarde, con la revisión del plan territorial, la conveniencia o no de introducir modificaciones de acuerdon con las alegaciones presentadas, entre otras, las de ayuntamientos. Acto seguido, el gobierno insular da a conocer que se aplaza sin fecha la campaña de inspección contra los que han pasado de esperar a la zonificación y han comenzado a alquilar ya, solo que ilegalmente, mientras las plataformas de internet siguen llenas de anuncios.

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Porque todo esto no afecta a quienes ya tenían su licencia de alquiler turístico, sino a aquellos que se quieren iniciar en el negocio o ya lo hacían bajo mano. ¿Y qué pasa con todos los que, previsores y atentos al debate sobre la zonificación, quisieron hacerlo bien? Pues que en muchos casos siguen esperando al papeleo necesario para alquilar con garantías de legalidad, sin arriesgarse a multas, en las zonas que toca y siguiendo los pasos que marca la Administración; están en el embudo de la espera a la cédula de habitabilidad por ejemplo, algunos doblando ya el periodo legal de espera de dos meses, con la cara de tontos, porque total, si se hubieran tirado a la piscina igual les hubiera ido mejor ¿no? Al final, aquí parece que nunca gana quien quiere hacer las cosas rectas.

Otro tanto sucede con la concesión de licencias de obras, Maó y Ciutadella tardan un año para dar un permiso, cuatro veces más que los tres mes que marca el plazo legal. Y no vale compararse con los que lo hacen aún peor: Mallorca 14 meses o Eivissa 28 meses –menudo desastre–, sino intentar mejorar tu casa antes de criticar al vecino. Toda esta situación, como denuncian con razón desde el Colegio de Arquitectos, solo puede ser el caldo de cultivo perfecto para las ilegalidades. El pillo sale ganando y el otro, sigue esperando.