Lo suyo sería titular este artículo «Sangre e hígado», pero ya dicen que algunas cosas es preferible no tocarlas y que a veces es mejor no meneallo. Voy a seguir la tendencia que marcan algunas películas como «My fair lady» o «Eyes wide shut», cuyos títulos no se tradujeron por «Mi bella dama» o por «Ojos muy-abiertos-cerrados» (en contraposición a «Eyes wide open», «Ojos abiertos como platos»). Esta mañana me he levantado pensando qué pasaría si un actor se creyera los papeles que interpreta hasta el punto de confundirlos con la realidad. Es decir, que si por ejemplo comete un asesinato en la ficción, le doliera en el alma haber matado al personaje, hasta el punto de que confesara un crimen que en realidad nunca habría cometido. Nadie le iba a culpar, porque no existiría homicidio alguno, pero en su conciencia pesaría la falta igual y acaso lo iba a atormentar psicológicamente y traerlo a mal traer.
Les coses senzilles
‘Sang i fetge’
04/06/18 0:50
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