Jordi Llavina acaba de publicar «Ermita» en Meteora Poesía. Se trata de un larguísimo poema en octosílabos, según indica Mónica Miró i Vinaixa en el epílogo, en el que el autor vuelve a subir a la ermita de Sant Pere del Puig, como ya hiciera en sus años mozos, y evoca, al filo de los cincuenta años, las sensaciones que le produjo el paisaje de juventud desde la nostalgia de los tiempos idos. Cabe decir que se trata de un poema muy bien escrito, sentido en lo más íntimo, con un lenguaje auténtico –la autenticidad que dan las palabras autóctonas en un autor que sigue viviendo en Gelida, en la tierra donde nació— y con la mirada puesta en lo vivido, que vuelve a aflorar en sus versos teñido de nostalgia, a lo mejor hasta idealizado, suavizado, mitificado por el paso del tiempo o la memoria selectiva. Se trata, también, de un trabajo bien hecho. En la página de agradecimientos se citan más de cuarenta nombres de amigos que han leído y anotado el libro, previamente a su publicación, lo que implica más de cuarenta visiones diferentes que el autor ha tenido en cuenta. Hay que ser muy consciente de lo que uno hace para realizar tanta labor de prueba, querer, desde luego, dejar escrita la mejor obra bien hecha posible. Enhorabuena, pues, a Jordi Llavina, que además debe de tener el don de la amistad, para ser capaz de reunir a tal legión de colaboradores.
Les coses senzilles
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12/02/18 0:00
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